lunes, 7 de marzo de 2011

Érase un trabajo

Como creo que ya sabéis, soy informático y trabajo para una empresa española de las grandes. No voy a concretar mucho más, porque en este país, con la primera frase ya se restringe el número de posibilidades a menos de los dedos de una mano. He puesto que trabajo para ella en lugar de que trabajo en ella, porque aunque llevo 5 años trabajando aquí, no se han dignado en contratarme y no creo que lo hagan jamás.

Soy un externo: tengo contrato indefinido con una consultora informática que me tiene desplazado a esta gran empresa, vamos lo que viene a ser una subcontratación pero con bastante de ilegal, porque las únicas que pueden ceder personal son las ETTs. De hecho, unos compañeros de otra consultora que trabajan conmigo y que llevan así 13 años, acaban de denunciar a su empresa. A ver en que acaba esto.

Cuando llegué aquí no había una separación nada clara entre los de la casa y los externos, pero con los años, los de la casa han ido ascendiendo, convirtiéndose en nuestros jefes y los externos seguimos igual, con nuestras carreras profesionales estancadas. Seguimos aquí por la crisis, aunque en nuestro sector no es tan fuerte como en otros y por la esperanza de que llegue algún día en el que la gran empresa nos abra sus puertas.

Esto de contratar externos ha pasado en contadas ocasiones desde que estoy aquí, pero ha pasado y es lo que esperamos. A mí ya me han tenido en cuenta para un puesto que finalmente se llevó otra compañera y es que aunque cumplo el requisito indispensable para la gran empresa de ser titulado superior, me dicen que soy demasiado joven, así que tiempo al tiempo.

Hemos pasado un 2010 con muchísimo trabajo, con un proyecto de muchos millones y metiendo horas extras, quedándonos sin jornada reducida en verano y trabajando algunos fines de semana y festivos. Todo ello previo pago de su tarifa, por supuesto. Lo aclaro, porque los que conozcan algo de mi sector sabrán que nunca se suelen cobrar los sobreesfuerzos, pero en este caso se han portado han hecho lo que debían. Ni más ni menos.

Con la llegada de 2011 el mastodóntico proyecto en el que estaba acabó y salvo rematar pequeños flecos, cada vez vamos teniendo menos trabajo. Por eso me puedo permitir el postear y comentar blogs a estas horas.

El jefe de mi equipo asegura que seguimos teniendo trabajo para rato, pero en otros equipos la cosa no va igual y este mes nos dirán adiós 4 compañeros y encima son de los más veteranos. Una ventaja de la externalización, que la gran empresa puede prescindir del trabajador cuando quiera y es su pequeña empresa la que se tiene que buscar la vida para recolocarlo en otra o indemnizarle por despido.

En ellos hay sentimientos encontrados. De media los que se van llevaban 15 años aquí y aunque sienten pena porque finalmente no les haya contratado la gran empresa, ahora tienen la oportunidad de prosperar en sus más pequeñas empresas, dependiendo del nuevo cliente y la nueva situación en la que los coloquen.

Aquí hay buen ambiente en el trabajo, las relaciones entre los externos, aunque cada uno somos de empresas distintas, es de compañerismo total y durante los descansos para café y para comer, el ambiente es de lo más relajado. Vamos que hay buen rollo. No somos de quedar después del trabajo ni nada de eso, pero aquí nos tenemos casi como amigos.

Con los internos ya es otra historia, porque desde la dirección del departamento se han encargado con el paso de los años de que no haya relación más allá del te ordeno y me obedeces, aunque al principio no era así.

Trabajamos en un edificio de estos "inteligentes" que te asfixian en invierno y en verano te cruzas por el pasillo con pingüinos y osos polares. Dentro del edificio tenemos un restaurante y un comedor con microondas para los que nos traemos la comida de casa, por lo que en 9 horas y pico no salimos de él, excepto los fumadores, que se bajan al jardin a fumar.

El edificio está en un polígono industrial de un pueblo del norte de Madrid, a las puertas de la sierra. Cuando vivía en el centro, venía en tren a trabajar y después cogía el autobús que pone la gran empresa como lanzadera entre el tren y el trabajo, pero al irme a vivir a las afueras me pasé a la moto, para ahorrar tiempo. Elegí moto en vez de coche, porque para los externos el tema del aparcamiento está complicado. Los internos tienen plaza propia dentro del edificio.

En cuanto a la fauna que pulula por aquí, la proporción hombres / mujeres será más o menos 70% / 30% y eso entre unas 2000 almas que habitamos este edificio pues da un alto número de potenciales objetos de deseo. Pues nada, muy pocos me llaman la atención y de los pocos que lo hacen, con ninguno de ellos tengo trato, sólo los conozco de vista.

En este sentido, merecen una mención a parte los integrantes del departamento de mantenimiento del edificio. Yo creo que para entrar en este departamento no hacen entrevistas de trabajo, deben hacer directamente pruebas de imagen. Madre del amor hermoso, que hombres. Deseando estoy que se fundan los fluorescentes para que lleguen ellos a cambiarlos con su escalera a cuestas, que tiene la altura adecuada para que te quede su culo/paquete a la altura de los ojos y te puedas recrear la vista mientras hacen su trabajo.

Y nada lo dejo aquí por hoy, que creo que voy a llamar a mantenimiento para que me arreglen algo.

5 comentarios:

  1. jajaja apuesto a que eres compañero de trabajo de mi ÉL que parece que le escucho decirme todas estas cosas :-)

    Yo tengo la dudable suerte de ser interno pero eso no significa que me libre de la criva de Junio... nuestro proyecto (que incluye mucha mucha externalicación) se acaba en Junio y para los poquisimos puestos que quedan se prevé una carnicería... ya somos 20 personas para cada uno de los 4 puestos a los que he optado... y como comprenderás esto ya no es un parque de atracciones y el buen rollo se va acabando...
    y ni siquiera los del mantenimiento estan buenos.

    Vuelvo a mi trabajo...
    besos

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja, menuda discriminación entre internos y externos, pero al menos os alegran la vista los de mantenimiento. Sin embargo, en mi empresa el mantenimiento da puta pena, no porque no esté bien mantenida, que lo está, sino porque... en fín, el casting nuestro es lo que deja la tuya, jajaja

    ResponderEliminar
  3. Adrianos: A ver si conozco a tu ÉL, que fijo que tema de conversación tenemos. Y mucha suerte para ti en junio, a ver si uno de los 4 puestos tiene tu nombre.

    Z: seguro que te ponen unos callos en mantenimiento para que no salgas de la asexualidad.

    Besos!!!

    ResponderEliminar
  4. Vaya, pensaba qeu trabajabas en una empresa grande española que debería opinar algo estos días pero se han quedado callados... una de seis letras, jajaja, a ver si me he equivocado. El caso que veo que sois unos cuantos. Donde yo trabajo también los hay de mantenimiento, de empresas, y luego, dinosaurios. La proporción es de 5 jóvenes por 95 dinosaurios, yo creo que la media de edad aquí ronda los 51 años, que no está mal... deseando que se jubile todo el mundo estoy para tener menos tiempo para el blog.

    bicos Ricos

    ResponderEliminar
  5. Pimpf creo que lo has acertado, aunque no estoy 100% seguro (tengo 2 opciones más). Y dinosaurios en mi sector casi no hay. El año pasado celebramos por todo lo alto la primera jubilación de mi departamento, así que imagínate.

    Un beso!!

    ResponderEliminar