martes, 22 de marzo de 2011

Érase un motero

Llevo los genes moteros en la sangre ya que a mi padre siempre lo he conocido con moto y eso que en Cantabria, el clima no favorece mucho su uso.

Cuando era pequeñito, mi padre me llevaba en una vespino de esas con pedales que es como una bicicleta pero un poco evolucionada. Cuando yo tendría unos 10-11 años, se sacó el carnet de moto y ya desde entonces ha tenido varias motos, más o menos potentes. Así que yo de siempre he ido encima de esos bichos, aunque de paquete.

Ni en mi pueblo, ni tampoco en Bilbao, había necesitado utilizar ningún medio de transporte propio, ya que con el público me bastaba. La cosa cambió el verano en el que tuve que hacer las prácticas en empresa para la carrera, porque me había tocado en una empresa que estaba oficialmente en mi pueblo, pero en un polígono muy a las afueras y al que sólo se podía llegar por autovía.

Yo ya tenía el carnet de coche, pero mis padres todavía trabajaban y no les podía estar quitando el coche todos los días, así que la solución fue invertir todos mis escasos ahorros en un ciclomotor de segunda mano.

Y así llegó a mi vida una Peugeot SpeedFight 2. Aquel verano me estuvo llevando y trayendo todos los días hasta el trabajo y a la playa principalmente y a pesar de estar algo trillada, se comportó de maravilla.

Pasó todo el invierno en el garaje y cuando llegó de nuevo el buen tiempo y la volví a coger por primera vez en aquel año, tuve mi primera caída de una moto.

Iba a devolver a su casa a un ligue que me había echado y al pasar por lo que siempre había sido un cruce regulado por semáforos, resulta que acababan de poner una rotonda y el asfalto estaba "arañado" y con gravilla suelta para poder asfaltar encima, así que intenté frenar y controlar la situación, pero la moto me derrapó y tanto la moto, como mi acompañante y yo acabamos por los suelos. Afortunadamente el chaval resultó ileso, yo con pequeñas magulladuras en el brazo izquierdo y la moto un poco peor parada, pero tampoco nada grave.

De aquel chaval nunca volví a saber nada, y a la moto el problema es que le cogí miedo, así que después de repararla, la vendí.

Pasaron los años y ya estaba yo en Madrid y sin haber tenido el más mínimo interés por las motos desde aquel percance, cuando me enteré de que un amigo de ÉL se acababa de sacar el carnet de moto y aquello me volvió a despertar el gusanillo.

Yo siempre me había querido sacar el carnet de moto, principalmente para cuando fuese a Santander, poder utilizar la moto de mi padre si necesitaban ellos el coche. Estuve informándome y resulta que en unos meses iba a entrar una reforma que complicaría y encarecería el tema, porque en lugar de 2 exámenes pasarían a ser 3 y sería obligatorio hacerlo por autoescuela.

Yo lo hice por libre. Me preparé el teórico leyéndome el libro del amigo que se lo acababa de sacar (más por curiosidad que por otra cosa) y repitiendo hasta memorizarlos los test de ejemplo de la web de la DGT, porque resulta que todas las posibles preguntas de los exámenes eran las que estaban allí puestas. Creo que unas 200 en total. Así que el teórico lo superé sin mayor problemas en 5 minutos y sin fallos.

Después me tocaba el práctico de habilidad en circuito. Para esto me estuve preparando en Santander con la moto de mi padre y para el día del exámen me alquilé una moto para hacer unas últimas pruebas y examinarme con ella, en una empresa que se dedicaba a eso y que tenía réplicas del circuito oficial al lado del lugar del examen en la DGT de Móstoles. En una de las pruebas previas tuve una pequeña caída sin consecuencias (más que nada por ir de sobrado) pero que me hizo ir algo más nervioso al exámen.

Finalmente lo aprobé también a la primera, aunque con una falta leve, ya que había que pasar por encima de un tablón y yo me bajé del tablón como a la mitad, pero justo en la marca a partir de la cual de grave pasaba a leve.

Ahora creo que han cambiado algo este circuito y además hay que hacer otro examen práctico en carretera real, como el de coche.

Con el carnet en la mano, mi idea inicial no era comprarme una, porque realmente no la necesitaba, pero llegó a mi trabajo un compañero nuevo, motero y que tenía contactos en un concesionario de Suzuki y al final empecé a mirar y caí en la tentación. Me gasté todos los ahorros de los 3 años de trabajo en una Suzuki Burgman de 400 c.c. de color gris y nueva a estrenar. Supongo que si hay algún motero purista en la sala, dirá que una scooter por muy grande que sea, no es una moto, es una mariconada, pero a mi me encanta.

Por aquel entonces vivía en Lavapiés, así que me alquilé una plaza para la moto y la utilizaba para ir y volver del trabajo en la mitad de tiempo.

Mi duda era ÉL, ya que no le gusta ni la velocidad, ni la adrenalina, pero lo probó y le gustó eso de ir de paquete. Así que desde entonces nos solemos desplazar por Madrid en moto.

Al principio, para que se acostumbrara, en vez de rodar por el tráfico de la ciudad, hicimos unas cuantas escapadas por la sierra. Por carreterillas secundarias con curvas y ambiente motero a tope. Y vaya que si le gustó. Al final resultaba que era subirse a la moto y entre la postura y el roce, ponerse cachondo. No hubo salida motera en la que no tuviésemos que hacer una parada para desfogarnos en el bosque.

Los viajes más largos que hemos hecho han sido Madrid-Santander y sin problemas. Pero un día llegó la casa con ruedas a nuestras vidas y la moto quedó para las cosas más prácticas: ir al trabajo y moverse por la ciudad.

Dicen que hay dos tipos de moteros: los que se han caido y los que se van a caer. Yo soy de los primeros y por partida triple. Además de la primera caida que ya he contado con el ciclomotor, con mi moto actual me he caido 2 veces. Las dos en la M-40 y por culpa de conductores de coche (enlatados, en el argot motero).

La primera vez fue una mujer que decidió saltarse el atasco adelantando por el arcén sin darse cuenta de que yo ya estaba haciendo lo mismo. El resultado, una caída tonta pero con fisura del radio izquierdo y un mes de baja en el que ÉL me trató a cuerpo de rey.

La segunda fue un chico que iba por el carril de la izquierda y de repente se dio cuenta de que se pasaba su salida y decidió cambiarse de 4 carriles en 100 metros, barriéndome a mí que iba por el centro. Esta caida fue más espectacular, pero sin daños corporales.

En ambos casos, la que quedó peor fue la moto, que se empeña en exfoliarse contra el asfalto, pero los seguros contrarios se encargaron de dejarla como nueva sin poner pegas.

Espero no caerme más veces y que mi padre tampoco lo haga, que él todavía es de los que se van a caer. Bueno una vez se cayó pero fue estando parado, al irse a subir mi madre, pero no creo que cuente.

12 comentarios:

  1. Aym, pues yo esto de las amotos no lo veo, chuchi. A mi me dan muchísimo miedo, desde siempre, desde que perdí a algún conocido por ir en moto. Sin embargo, tengo que reconocer que es muy reconfortante eso de ir de paquete. Algunos amigos míos tienen, y en Madrid es uan gozada, pese a los semáforos, que nadie te libra de ellos, las vistas desde atrás son increíbles. Luego ya, en mi pueblo es otra cosa, evitar los atascos para ir a la playa, chupándote toda la brisa del mar... una gozada, y si encima, quien te lleva está cachondísimo mejor, y que no me pidan ir agarrado atrás, que a mi me gusta más ir abrazado...

    bicos Ricos

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  2. Pues chuchi (¿quién coño es chuchi?) cuando quieras te conviertes en mi paquete y te paseo Castellana abajo, Gran Vía arriba, agarrado a mí como una ladilla.

    Besos!!

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  3. Otro al que le dan miedo las motos, mis amigos dicen que lo mío tiene cojones porque como no tengo nada de vértigo cuando iba a ver a un amigo que es guarda forestal me sentaba en la parte de fuera de la torre de vigía con las piernas colgando. Así que si te ofreces a llevarme en moto no sabría que decirte pero el mes que viene igual bajo a Madrid (no está confirmado aún) así que hay tiempo para meditarlo jajajaja.

    Besos.

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  4. yo la verdad es que ni fu ni fa... nunca he sido mucho de motos o coches pero me dejo llevar.
    Eso si reconozco que la moto tiene un morbo especial por eso de ir de paquete pegado atrás y abrazndo fuerte el conductor :-)
    Hace ya veinte años (dios mio como pasa el tiempo) pero todavía recierdo un compañero de clase que me llevo de paquete a casa en su moto...
    ¡que bien me lo pasé aquella noche solito en mi cama! y que pena que no lo repitieramos... igual para el no fue igual de agradable jajaja

    Pues nada que la disfrtues y que andes con cuidado :-)

    Besos

    ps. veo que estamos de mejor humor en esta entrada ¿no?

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  5. Christian, no creo que el vértigo tenga mucho que ver con la moto, a no ser que la moto esté al borde de un acantilado o algo así, pero vamos que no te lo puedo asegurar porque yo ni miedo a la moto, ni vértigo.

    Eso sí, me ofrezco a llevarte si finalmente te dejas caer por aquí.

    Adrianos, veo que aquella experiencia en la moto con tu compañero te dejó huella, porque todavía te acuerdas hasta de lo que hiciste por la noche, jejeje.

    Lo del humor, va algo mejor. Pero esta era una entrada que tenía en borrador desde hacía algún tiempo, para días como hoy en los que no se me ocurren temas.

    Besos para todos!!

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  6. Según un amigo mío (precisamente el guarda forestal) van relacionados pero tampoco me supo explicar el por qué. Pero hecho, en cuanto sepa que bajo ya te informo.

    Besos.

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  7. Que va, yo tampoco le veo relación al vértigo y a las motos... suelo tener vértigo, o miedo a las alturas... ya según lo quisquillosos que seamos, y hasta que no me acostumbro a donde estoy no me atrevo... y con las motos... no siento nada similar.

    bicos Ricos

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  8. Cuenta, cuenta, cómo no va a contar! Lo que pasa es que tu padre es muy listo y prefiere caerse estando quieto, que así duele menos, jajajaja.

    Así que cuando yo vaya por madrid y vea a una pareja en moto plateada, ya sé que tengo que esquivaros que en cualquier momento os lanzais a por un pobre conductor enlatado para chuparle cuartos a su seguro, no? O es que no lo he entendido bien? :P

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  9. Z, lo has entendido perfectamente. Chico listo :P

    Un beso!!

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  10. a mi las motos nunca me han atraido lo suficiente como para comprarme una, aunque si que es cierto que una vez me monté en una y me dejaron conducirla y me gusto una barbaridad, tanto que no quería bajarme.

    Me has recordado otra cosa. Tendría yo como unos 13 años o algo así, y había un chico mayor que me gustaba, bueno, el tendría como 16, y con moto. Una vez me llevo a dar una vuelta, me puse de paquete y el me dijo que le agarrada de la cintura, pero agarrao bien, no fuera a caerme. me estoy acordando del mal rato que pase, porque al bajarme de la moto sentí que estaba con una erección del copón, jajajaj.

    Un beso.

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  11. Kotei, pues tuviste suerte con que te dejaran conducirla, porque yo a mi padre por más que se lo pedí, nunca me dejó.

    Yo nunca me he excitado en una moto, porque sólo he ido de paquete con mi padre y una vez con el compañero motero que hizo que me comprase la moto.

    Con mi padre, como que no y con el compañero, estaba demasiado acojonado y es que tengo un problema: incomprensiblemente, desde que conduzco motos, me acojona muchísimo ir de paquete.

    Un beso!!

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  12. jajajaja, eso, bitxin, a lo mejor no es tan incomprensible... XD

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