Érase un desaparecido

Después de una semana sin dar señales de vida, ya estoy de nuevo por aquí.

A partir de ahora me toca escribir desde casa, porque el principal motivo de estos días de ausencia es que el ordenador del curro se ha empeñado en no dejarme iniciar sesión en blogger, por lo que no puedo ni comentaros, ni escribir. Afortunadamente leeros sí que puedo, gracias al Reader.

Esto se une a que después de unos cuantos meses en los que apenas teníamos trabajo, ahora hemos vuelto al ritmo normal y nos ha pillado un poco con el paso cambiado, por lo que estamos un poco estresados. Supongo que será hasta que de nuevo cojamos el ritmo y hasta que nos acostumbremos a la nueva burocracia, porque nos han implantado un sistema en el que por cada hora efectiva de trabajo, nos vamos a tener que pasar por lo menos otra hora rellenando documentos. Veremos lo que tardan en darse cuenta de que es una pérdida de tiempo y, en consecuencia, de dinero.

Por casa, las cosas siguen igual, sigo estando de Rodríguez, porque ÉL sigue en casa de sus padres. Ayer cumplió el primer mes en su nuevo trabajo de becario y la paga llegó con una desagradable sorpresa. Desde mi punto de vista, ya desde la entrevista de trabajo, la empresa me dio la sensación de poca seriedad, por decirlo finamente y el suceder de los acontecimientos me está dando la razón. Mi consejo ha sido que salga de ahí cuanto antes, ya que no necesita la miseria que le pagan y lo principal es que se centre en los exámenes antes de que le vuelvan a chulear otro mes, pero de momento ha decidido quedarse y yo apoyarlo en su decisión fuese la que fuese, así que como no le puedo reprochar nada, me desahogo un poco por aquí.

Nuestra relación lleva un par de semanas, o quizás más, llena de altibajos. Supongo que es fruto de la separación, de la época de exámenes y de los cambios laborales de ambos y espero que cuando todo se asiente, volvamos a la normalidad. De momento me quedo con los momentos buenos, que son muy buenos y prefiero olvidar los malos, que también son bastante malos.

Y por mi parte, ahora mismo escribo con la boca anestesiada, porque desde el sábado tengo un dolor contínuo en una muela y hoy por fin han empezado a tratármela, coincidiendo que tenía cita con el dentista para otra cosa. Y dejando a parte los dolores de muelas, el hecho más reseñable que ha acontecido en estos días de ausencia es que por fin he firmado el contrato novatorio, que me he enterado que se llama así cuando la empresa decide trasladarte a otra filial, así que ya es oficial: he pasado de la compañía XXXXX YYYYY S.A. a la compañía XXXXX ZZZZZ S.L. mismo perro con distinto collar.

Y voy a poner fin a este batiburrillo de ideas, con el próposito de no volver a dejar mi rinconcito tan descuidado. Veremos si lo cumplo, porque eso de ponerme delante del ordenador cuando llego a casa... como que no me apetece mucho.