Érase las fiestas del patrón

A ver si los de blogger se van quedando quietecitos y por fin puedo volver a publicar mi vida por capítulos.

Acaban de terminar las fiestas en honor del patrón de la ciudad y gracias a una pequeña gastroenteritis, sólo he podido disfrutar del primer y del último evento.

El primero fue el pregón-concierto que este año corrió a cargo de Carlos Baute. Lo de que este hombre dé un concierto es algo lógico, es su trabajo. Lo que no acabo de entender es que sea precisamente él el encargado de dar el pregón.

¿No habría nadie más disponible? Porque otra cosa no, pero madrileños hay a punta-pala o por lo menos gente más vinculada con esta ciudad, y algunos de relumbrón, pero bueno, supongo que con esto de la crísis, saldría más barato si la misma persona hacía las dos cosas.

Aunque no soy un gran seguidor de Baute, reconozco que el concierto estuvo bien. A pesar de ser gratuito y en la Cibeles, en pleno centro de la ciudad, no hubo mucha afluencia de público. Me imagino que un miércoles a las 20h la gente tenía otras cosas mejores que hacer, como tratar de llegar del trabajo a casa, a pesar del monumental atasco formado por estar todas las calles del centro cortadas por este evento.

El pregón estuvo currado, porque lo hizo en verso y eso tiene su mérito. Más mérito tuvo al leerlo entre la monumental pitada, que sin tener nada que ver con él, le dedicaron unos grupos que protestaban contra la instalación de parquímetros, contra el despilfarro municipal y algunos otros cuya pancarta no alcancé a leer.

Al finalizar el pregón entró en escena Gallardón y una mujer que supongo que sería la concejala de festejos o algún cargo similar y me temí lo peor, que aprovechara la situación para hacer un pequeño mítin, aprovechando que estamos en campaña, pero no. Llegó, saludó al cantante y al escaso público y se retiró por donde había venido.

En balance, estuvo bien la tarde y la compañía, a pesar de que fue un plan totalmente improvisado, porque hasta una hora antes, no me enteré de la existencia del evento y aprovechando que había quedado con Kotei para dar una vuelta, decidimos acercarnos hasta allí.

Como ya digo, el resto de las fiestas me las he tirado pachuchillo del estómago, así que hasta ayer no hice gran cosa. Ayer como ya tenía las entradas para una obra de teatro compradas, tocaba volver a salir de casa. Y ya que estaba fuera de casa, nos acercamos a ver el acto de fin de fiesta, que este año no eran los típicos fuegos artificiales, aunque en el sentido estricto de la palabra sí que lo eran, pero me explico, no era pirotecnia de esta que se lanza al cielo y explota, sino un montaje de diferentes artilugios en llamas a lo largo de un tramo del nuevo parque Madrid Río y algunos de ellos sobre estructuras flotantes en el propio Manzanares.

El resultado era algo bonito de ver y mucho menos efímero que los fuegos artificiales, ya que lo encendieron a eso de las 21:30 y hasta la medianoche seguía ardiendo. Para el medio ambiente no sé si será peor lo uno que lo otro, pero lo cierto es que en toda la zona había una humareda bastante considerable, no sé si muy tóxica, pero seguro que sana del todo, no era.

A lo largo de todos los caminos del parque y de todo el muro del río, había macetas de barro llenas de algún aceite, cera, queroseno o similar ardiendo. También había una zona que tenía un montón de braseros en los que solo faltaba asar un puñado de castañas, otra zona tenía una especie de tubos por los que salían llamas y también había una especie de esculturas, algunas de ellas con movimiento, con más macetas ardiendo.

Aquí pongo una foto de todo ello, aunque la he sacado de internet y es del mismo montaje, pero no en Madrid, aunque sirve para que os hagáis una idea, porque reconozco que imaginárselo a partir de mis indicaciones, no debe ser fácil.

Y nada más, hasta el año que viene San Isidro.