martes, 31 de enero de 2012
Érase un compañero menos
Hoy me toca hablar de nuevo de mi situación laboral y es que mi equipo de trabajo hoy pierde a otro miembro. Cuando yo entré, éramos 5 personas y a los 15 días de llegar yo, se incorporó la única chica que hemos tenido y así las 6 personas nos mantuvimos estables durante 3 años.
Aquí en la oficina éramos el único equipo que no había tenido rotación. Eran buenos años de trabajo para los informáticos y cambiaban con facilidad de empresa, pero nosotros no lo hicimos. Nos mantuvimos en nuestros puestos en parte por el buen ambiente que se creó entre nosotros y en otra buena parte por la intervención de nuestro anterior jefe, que cuando tenía oportunidad, nos mejoraba el sueldo y las responsabilidades dentro del proyecto.
Hace ya casi 3 años, cuando empezó la puñetera crisis, mi jefe se vió obligado a prescindir del primero de nosotros. La verdad es que entre el compañero afectado y mi jefe, no había buena sintonía desde hacía tiempo. Llevaba 12 años aquí y estaba bastante quemado. La verdad es que se veía venir. El principal problema de aquel "despido" fue el momento, aunque la verdad es que vino impuesto desde muy arriba. El chico estaba de vacaciones y el mismo día en que volvió le comunicaron que ése era su último día aquí. No hubo tiempo ni de organizar despedidas, ni regalos, ni nada. Llegó, le contaron la situación, recogió 12 años de recuerdos y bártulos y se marchó.
Posteriormente, hace año y medio ya, aunque me parece que fue ayer, perdimos a otro miembro del equipo. Esta segunda vez fue un pérdida progresiva, ya que empezó a trabajar con otro equipo a medida que iba quedando más libre del nuestro, hasta que se desvinculó del todo de nosotros y a los pocos meses, cuando su otro equipo se vió afectado también por los recortes, como había sido el último en llegar, fue el primero en salir.
La chica que había llegado 15 días después de mí, acabó entrando en la gran empresa para la que trabajamos, a la vez que a mí me hacían encargado del equipo, así que ambos tuvimos similares funciones hasta que en esta gran empresa ella pudo desarrollar una buena carrera profesional, cambiando de aires. Y así el equipo se quedó reducido a la mitad.
Este verano, como creo que ya conté en su momento, hubo muchos cambios por aquí. Nuestro jefe de siempre, también cambió de aires y aprovecharon para reorganizar el departamento de arriba a abajo, dándole más forma de pirámide. Por la parte de arriba de la pirámide está la gente que trabaja en la gran empresa, el personal interno. En el medio estamos el personal subcontratado a múltiples empresas, el personal externo. En la base apareció una nueva empresa que se iba a encargar de todo el trabajo sucio, el servicio de desarrollo.
Con estos cambios, el personal externo que hasta entonces éramos gente para todo, íbamos a tener menos trabajo, así que sobraba gente. Y eso ha propiciado que hoy sea el último día aquí de mi compañero y que posiblemente en unos meses tenga que escribir sobre lo sólo que me quedo o sobre mi propia marcha.
He hablado de "despidos" entre comillas, porque al ser personal subcontratado, lo que hace la gran empresa es devolvernos a cada uno a nuestra propia empresa y son nuestras empresas las que se encargan de recolocarnos en otros proyectos o mandarnos a la cola del paro si no consiguen ningún puesto para seguir exprimiéndonos.
En el departamento somos 6 equipos y de cada uno de ellos van a salir una o dos personas. Todos ellos saldrán a finales de marzo. El único al que han adelantado la salida es a mi compañero y, casualmente, es el único de ellos que se quería quedar aquí, ya que el resto llevan mucho menos tiempo y no han creado tan buenos lazos, lo que unido a que estamos en las afueras de un pueblo de la sierra, vamos en el quinto pino, hace que a la gente no le dé pena marcharse.
A este compañero en cambio sí que le da pena no volver por aquí y la verdad es que nosotros también vamos a notar su ausencia. Es una persona que se hace querer, muy extrovertido y bromista y muy ligón con todas las escasas chicas del edificio. También muy trabajador, todo hay que decirlo.
Aquí hemos vivido con él su boda y el nacimiento de su hijo. Su mujer fue mi abogada en el accidente que sufrí con la moto y han formado un grupillo para jugar al pàdel. Supongo que nos seguiremos viendo, pero no creo que se pueda llenar el hueco que va a dejar.
lunes, 30 de enero de 2012
Érase el primer aniversario
Hoy se cumple un añito desde que publiqué mis primeras palabras por aquí y la verdad es que me pilla en horas bastante bajas de productividad bloggeril.
No es una cita que tenga marcada en el calendario, más bien estaba buscando temas sobre los que escribir y haciendo un repaso por el historial del blog, me he dado cuenta de la fecha.
Tampoco tengo nada preparado para conmemorarla, así que simplemente me limitaré a tirar de las estadísticas que blogger ofrece y haré un balance personal.
En cuanto a las estadísticas, dentro de las más de 20.000 visitas que ha tenido el blog en este año de actividad, me llama la atención que el post más leído es aquel en el que detallo mis borracheras. Esto me hace plantearme que tengo que escribir más sobre mis aventurillas nocturnas, en vez de centrarme en mi aburrida y rutinaria vida diurna. El problema es que ya casi no salgo por la noche, y cuando lo hago es de forma muy light, así que tendré que visitar más a mis locas del norte, para tener anécdotas que contar.
Volviendo a las estadísticas, las palabras que buscaba la gente por el internet alante hasta que llegaron a caer aquí, fueron "borracho", "cuarto oscuro" y "ruptura sentimental". Son 3 términos que pueden estar muy unidos entre sí, además en ese mismo orden. Pero no cabe duda del tipo de fauna que pulula por mi blog, ¿eh?
La verdad es que no me extraña que llegue hasta aquí gente que ande buscando sobre esos temas, lo que sí me llama la atención son algunas otras búsquedas que han hecho que la gente llegase hasta mi blog y supongo que después saldrían corriendo. Hay 4, ¡¡CUATRO!! búsquedas sobre "arreglos florales para mesa de primera comunión" que por más que lo pienso, no alcanzo a entender cómo han acabado aquí buscando eso y además 4 personas diferentes. Y también hay otro pobre incauto que llegó hasta aquí pensando encontrar las "razones para la canonización de San Antonio de Padua" que es un tema sobre el que, como ya sabéis, me gusta escribir de cuando en cuando.
Sobre países de procedencia, la verdad es que no hay muchas sorpresas. Mayoría aplastante de España, en la que incluyo todas las autonomías, países, fueros, regiones históricas, naciones soberanistas y demás rollos políticos. Después de España aparece EEUU y espero que no sea porque la CIA me ande investigando y finalmente están los países de Iberoamérica. Como digo no tengo ningún visitante de ningún lugar exótico del globo.
Y dejándome ya de estadísticas, paso a comentar lo que ha supuesto para mí el tener un rinconcito en la blogosfera. Para empezar, me ha servido muchas veces de válvula de escape para contar mis problemas, en un año en el que he pasado por una separación y posterior reencuentro. También me ha permitidio conocer a mucha buena gente, tanto en la distancia como, especialmente, en persona: Kotei, Pimpf, Adrianos y Ut (Si me he dejado a alguien, no me lo tengáis en cuenta que estoy de lunes...)
Me ha sorprendido lo constante que he sido en los comienzos del blog, durante más o menos medio año, escribiendo historias a diario. Luego llegaron los problemas para acceder desde el trabajo, la falta de tiempo y de ganas de hacerlo en mi tiempo libre y ahora que vuelvo a poder escribir desde el curro (a ver cuánto dura) no tengo tiempo para hacerlo, porque siguen reduciendo el personal para hacer el mismo o más trabajo.
En fin, que me voy por las ramas, que ha sido un placer compartir con vosotros este año de mi vida y que espero que sigan llegando muchos más.
martes, 24 de enero de 2012
Érase el relanzamiento de la reforma
El pasado finde, aprovechando el cierre de Megaupload, donde me quedaban 4 meses de cuenta premium, como no teníamos otra cosa mejor que hacer, decidimos retomar las obras de reforma de nuestro futuro nidito de amor.
Bueno, lo de megaupload es que me ha jodido y por eso quería ponerlo por aquí. Realmente lo que nos ha hecho retomar las obras, ha sido un aumento en su sueldo y que nuestra relación siga viento en popa.
Ya hemos pedido y confirmado presupuesto para cambiar todas las ventanas y cerrar el balcón y nos lo terminarán en unas 3 semanas. Mientras tanto, vamos a ir también pidiendo presupuestos para quitar el gotelé y ponerlo de nuevo, pero esta vez uno que se llama gotelé planchado, que sigue siendo hortera, pero un poco menos.
Y ya después será cosa nuestra el poner el suelo y amueblar. Como no hay mucha prisa por terminar, queremos ir aprovechándonos de todas las ofertas que Ikea y similares van poniendo periódicamente. En concreto hasta finales de febrero, en Ikea están los muebles de salón al 20%, así que igual que hicimos en su día con la cocina, nos pusimos manos a la obra con el programa de su web para diseñarnos un mueble chulo.
Al final, entre los dos conseguimos uno que nos gustaba bastante, en color wengé y que hemos pensado en decorar en parte con papel pintado. Siempre nos gusta personalizarlos un poco, para que no sea 100% Ikea.
Para lo del papel pintado fuimos a ver modelos al Leroy Merlin y ambos tuvimos un flechazo a primera vista con el mismo papel, parece que cada vez vamos teniendo el mismo gusto. Nos gustó tanto, que nos decidimos a comprarlo en aquel momento, incluso antes que el mueble, por si se agotaba. También aprovechamos y compramos unos cojines a juego con el papel.
Entre nuestros planes futuros para el salón, teníamos previsto poner una chimenea, pero lo íbamos a dejar para más adelante. Lo que pasó es que en el Leroy Merlin tenían de saldo los paneles de piedra de pizarra que necesitamos para hacerla y el precio era una auténtica ganga, así que nos los llevamos puestos. Faltaba un complemento para los paneles, que no les quedaba y me miraron por ordenador en qué centro lo tenían y allá que nos fuimos.
La sorpresa al llegar al otro centro comercial es que tenían la chimenea que queríamos poner con un 30% de rebaja, así que también nos la llevamos puesta. La queríamos en color negro, pero la oferta sólo valía para la blanca, así que al final será blanca. Creo que tenemos un problema con el consumismo.
Luego fuimos al Ikea, para hacernos una idea en persona del mueble que habíamos diseñado y nos terminó de gustar, pero antes de comprarlo, esta vez decidimos pedir consejo a su familia. Mala idea, porque no le gustó a nadie. Aún así, tenemos previsto seguir con nuestra idea y es que a cabezones no nos ganan, así que antes de que acabe febrero, tendremos que pasarnos a comprarlo.
En el Ikea también nos compramos un pack de 3 cuadros, cuya temática y color combina con el estilo que le queremos dar al salón. Está claro que nuestros genes mariconiles están a flor de piel, porque antes de tener si quiera una triste silla en la que sentarnos, ya hemos comprado varios objetos de decoración.
El problema de todas estas compras es que no queremos llevar nada al piso, hasta que no esté pintado, por evitar riesgos innecesarios y eso está haciendo que mi piso actual se esté convirtiendo por momentos en el escaparate final del precio justo.
Y en el apartado reformas propiamente dicho, ahora le estoy metiendo mano a unas puertas que hay en cada habitación, que dan acceso a un altillo-maletero y que las debió instalar Matusalén en su juventud. La cosa fue bastante bien hasta que por un mal cálculo y otro peor corte, me quedé sin material con el que seguir avanzando en ellas, pero yo creo que, modestia a parte, me quedarán geniales. Pondría fotos del antes y el después, pero con el ansia por comenzar una faena nueva, siempre me olvido de sacar la foto del antes.
Y de momento, en esas estamos. Con lo que me gusta a mí el bricolaje, encantado de la vida. Y entre nosotros, mejor aún.
miércoles, 11 de enero de 2012
Érase unos pronósticos para el 2012
Hoy voy a sacar del armario la túnica de Rappel y me voy a lanzar a hacer pronósticos para este 2012. La idea es recuperar el post al final del año y ver si tengo futuro con esto de ser vidente o echarme unas risas por no haber dado ni una.
Como este blog, al igual que su dueño, es muy egocéntrico, me voy a dedicar a lanzar previsiones sobre mi vida, porque para el resto de la humanidad, así a grandes rasgos, lo único que me atrevo a decir es que va a ser un año igual de negro que el anterior. Es que parece que esta crisis, su prima de riesgo y demás parentela, han venido para acompañarnos durante un largo trecho.
Preveo que para mí, este 2012 puede ser un año de mucho cambio. Para empezar, dudo que me llegue a comer las próximas uvas sentado en el mismo sitio en el que estoy ahora, que como no me véis, tengo que aclarar que estoy en mi puesto de trabajo. No sé si seguiré trabajando para la misma gran empresa, ni si lo haré en las mismas condiciones, pero creo que al menos cambiaré de ubicación y/o compañeros y/o jefes.
Después de lo movidito que ha sido el año 2011 en cuestiones de pareja, creo que este año va a ser de estabilidad con pequeña mejoría. Me aventuro a pronosticar que retomaremos las obras de nuestro futuro nidito de amor e incluso que podemos terminar la dichosa reforma y empezar a vivir allí.
También pronostico que puede ampliarse la familia, pero este punto lo dejó así un poco en suspense, para no dar más pistas.
Como no todo van a ser buenas noticias, también me atrevo a decir que por edad y/o enfermedad, podría haber bajas tanto en mi familia paterna como en la materna, pero ojalá que esto no sea así y que todos los que hemos empezado este año, lo terminemos con buen pie.
En cuanto a la familia política, lo que voy a decir es más un deseo que un pronóstico, pero me gustaría que mi suegro aceptase mi relación con su hijo. Creo que si ve que nos vamos a vivir juntos a ese nuevo piso, podría dar las primeras muestras de acercamiento.
Lo que no veo en mis bolas de cristal es que vaya a haber ningún papel oficial en el que se refleje que a ÉL y a mí nos una ningún tipo de lazo.
En el apartado de viajes, veo que realizaremos nuestra primera salida al extranjero con la casa con ruedas y hasta ahí puedo leer. Además de eso, creo que visitaré más a mi madre (hay mucho margen para mejorarlo).
En el ocio, si tal y como vaticino nos vamos a vivir al nuevo piso, habrá que ajustarse un poco el cinturón, pero aún así supongo que alguna visita al teatro y algún musical caerán y por mi parte, creo que haré más deporte, aunque también me atrevería a decir que pisando todavía menos el gimnasio que este año.
Mi vida social seguirá estando limitada a los amigos de mi ÉL, pero convirtiéndonos en los perfectos anfitriones. ¡Que tiemble la Preysler que le vamos a quitar todos los bombones!
Y voy a parar ya, que seguro que no doy ni una. En diciembre lo veremos.
martes, 10 de enero de 2012
Érase un día de Reyes
Para terminar con el repaso a mis fiestas navideñas, hoy le toca el turno al día de Reyes. Tengo que decir que en mi casa siempre hemos sido mucho más fans de los magos de oriente que del gordinflón de la CocaCola. No cabe duda de que es una tradición mucho más de aquí, pero para compensar también tenemos la costumbre de ir poniendo los regalos debajo del árbol, a medida que se van materializando, para abrirlos en la mañana del 6 de enero.
Desde que paso esta noche mágica en Madrid, es la primera vez que no voy a ver la gran cabalgata del centro, pero es que estoy sin moto por culpa de una avería y eso de tener que andar utilizando el transporte público me da mucha pereza. Así que la solución ha sido verla por la tele, que Telemadrid para esto hace un gran despliegue de medios.
Mientras estaba viendo la cabalgata por la tele, llegó ÉL cargado con su regalo y con un gran rosco relleno de nata. Mi idea era la de esperarlo para ir a comprar el rosco juntos, pero me dijo que en un centro comercial al que había ido con sus padres estaban a 2x1, así que compraron dos, uno para sus padres y otro para nosotros.
El regalo lo colocó junto a los míos y el rosco en la nevera. Ambas cosas tendrían que esperar hasta la mañana siguiente.
Para algunas cosas somos como niños pequeños y el día de reyes es una de ellas. Nos levantamos pronto (bueno, pronto para lo que suele ser la hora a la que se levanta ÉL en fin de semana) y fuimos derechitos a por los regalos de debajo del árbol.
Esa también es una novedad de este año, ya que por primera vez he puesto un árbol y un belén decentes y debajo de los cuales cabían los regalos. Otros años también teníamos "arbolito" pero vamos, no podía albergar bajo sus ramas ni la caja de un anillo.
Bueno y vamos ya al grano, a los regalos. Mi economía no anda muy saneada, porque entre el regalo del loro a mi madre y la avería de la moto, que va a ser otro tanto... me van a hacer escalar la cuesta de enero. Aún así a ÉL le han caído las 2 últimas pelis de Harry Potter en DVD, el peluche "Nachete" de Pasapalabra y unas entradas para el musical de Shrek que a pesar de las críticas que había leído por ahí, nos ha gustado bastante. Y ÉL a mí me ha regalado una fuente de agua para el salón de casa, que parecerá una chorrada pero es algo que me hacía ilusión tener. Y como autoregalo, me he comprado unos patines nuevos bastante profesionales, porque los que tenía hasta ahora eran los más baratos del Decathlon y el cambio se nota.
Y nada más, así han sido mis navidades y así os las he contado. Ahora todavía nos queda lo peor, que es recoger toda la parafernalia navideña, que este año es mucha porque teníamos el piso hecho una horterada. Y hasta el año que viene.
Desde que paso esta noche mágica en Madrid, es la primera vez que no voy a ver la gran cabalgata del centro, pero es que estoy sin moto por culpa de una avería y eso de tener que andar utilizando el transporte público me da mucha pereza. Así que la solución ha sido verla por la tele, que Telemadrid para esto hace un gran despliegue de medios.
Mientras estaba viendo la cabalgata por la tele, llegó ÉL cargado con su regalo y con un gran rosco relleno de nata. Mi idea era la de esperarlo para ir a comprar el rosco juntos, pero me dijo que en un centro comercial al que había ido con sus padres estaban a 2x1, así que compraron dos, uno para sus padres y otro para nosotros.
El regalo lo colocó junto a los míos y el rosco en la nevera. Ambas cosas tendrían que esperar hasta la mañana siguiente.
Para algunas cosas somos como niños pequeños y el día de reyes es una de ellas. Nos levantamos pronto (bueno, pronto para lo que suele ser la hora a la que se levanta ÉL en fin de semana) y fuimos derechitos a por los regalos de debajo del árbol.
Esa también es una novedad de este año, ya que por primera vez he puesto un árbol y un belén decentes y debajo de los cuales cabían los regalos. Otros años también teníamos "arbolito" pero vamos, no podía albergar bajo sus ramas ni la caja de un anillo.
Bueno y vamos ya al grano, a los regalos. Mi economía no anda muy saneada, porque entre el regalo del loro a mi madre y la avería de la moto, que va a ser otro tanto... me van a hacer escalar la cuesta de enero. Aún así a ÉL le han caído las 2 últimas pelis de Harry Potter en DVD, el peluche "Nachete" de Pasapalabra y unas entradas para el musical de Shrek que a pesar de las críticas que había leído por ahí, nos ha gustado bastante. Y ÉL a mí me ha regalado una fuente de agua para el salón de casa, que parecerá una chorrada pero es algo que me hacía ilusión tener. Y como autoregalo, me he comprado unos patines nuevos bastante profesionales, porque los que tenía hasta ahora eran los más baratos del Decathlon y el cambio se nota.
Y nada más, así han sido mis navidades y así os las he contado. Ahora todavía nos queda lo peor, que es recoger toda la parafernalia navideña, que este año es mucha porque teníamos el piso hecho una horterada. Y hasta el año que viene.
lunes, 9 de enero de 2012
Érase un fin de año
Después de comentar la Navidad, toca dar un repaso a cómo ha sido el fin de año.
La idea original era que ÉL y yo pasásemos tanto la cena de Nochevieja, como la comida de Año Nuevo juntos y sólo para nosotros, pero al final y como ocurre casi siempre, hubo varios cambios de planes.
El primer cambio es que a ÉL le propusieron sus amigos juntarse después de las campanadas en casa de uno de ellos, para pasar una tranquila velada jugando a juegos de mesa. El problema es que en los planes de sus amigos, le dijeron claramente que no había lugar para las novias, así que yo me quedaba fuera, al igual que el resto de féminas del grupo (el resto de amigos son heterosexuales, por lo menos mientras no demuestren lo contrario).
A esto yo le puse mala cara, ya que como había hecho el sacrificio de quedarme sin ir a pasarla con mi familia y amigos para pasarla a solas con ÉL, no era plan de que me dejase tirado a la primera de cambio y me lo aceptó, pero a cambio me pidió irse a comer al día siguiente con su familia. Con esto yo también me quedaría tirado el día de Año Nuevo, pero eso ya me importaba menos. La verdad es que es una lata eso de que su padre no acepte la orientación de su hijo, pero contra eso no se puede luchar, así que de momento, en esa mesa no hay ningún plato para mí.
Luego llegó otro cambio de planes, ya que sus amigos finalmente aceptaron la presencia de las novias en la velada post-uvas, así que al final cedí y le dije que si íbamos los dos, que no había problema. Era la primera vez que los iba a ver desde nuestra reconciliación y no sabía cómo me iban a recibir, pero lo hacía por ÉL.
El último cambio de planes fue la última tarde del año, justo cuando estábamos con la compra de los productos para la cena (sí, lo dejamos todo para el último momento). Me dijo que su mejor amigo, que está soltero y sin compromiso y que tiene una familia bastante desestructurada, le había comentado que iba a estar sólo en casa y le había preguntado que si se podía venir a tomar las uvas con nosotros.
Esta vez era ÉL el que no estaba muy por la labor, en parte porque quería que empezásemos el año juntos y solos y supongo que en parte porque pensaba que yo iba a negarme a que viniese, pero se equivocaba. Yo me he sentido solo en muchas Nocheviejas y sé que se pasa mal, así que por mí no había ningún problema. Es más, le invité a que se viniese también a cenar con nosotros en lugar de venirse sólo a tomar las uvas pero su amigo no quiso. No sé si por no molestar o por qué, pero la excusa que nos dió es que su madre le había dejado mucha cena preparada.
A cambio, le dije a ÉL que ya que venía su amigo, que se quedase conmigo a comer al día siguiente y así quedaron los planes finalmente: Cenábamos los dos sólos, poco antes de las campanadas vendría su amigo. Una hora más tarde nos íriamos los 3 a la fiesta con el resto de sus amigos y, por si la cosa se animaba, nos llevaríamos la casa con ruedas para poder dormirla tranquilamente, en vez de conducir. Y al día siguiente vuelta a casa y a comer juntos.
Y todo iba más o menos según lo planeado: habíamos cenado, había venido su amigo, habíamos tomado las uvas (con la Pantoja, por supuesto) y la cosa se torció en la velada con sus amigos. La verdad es que fue un poco despropósito la cosa. Primero por el ir y venir de la gente, porque había una pareja que se tenía que ir muy pronto y otra que tardaba tanto en venir que ya empezábamos a dudar que apareciesen. Así que no pudimos empezar a jugar, porque los juegos que estaban previstos son de los que duran bastante y es necesario que esté todo el mundo de principio a fin.
Para colmo, la pareja que faltaba por venir era la que tenía que traer el alcohol para casi todos, así que los amigos de ÉL empezaron a tomarse todo lo que encontraron por el mueble bar de la casa en la que estábamos, mezclando sin control.
La situación era que las chicas y yo (vamos, las chicas, jejeje) tomábamos cubatas de Ron tranquilamente que eso sí que lo teníamos, porque lo habíamos llevado nosotros, mientras charlábamos de nuestras cosas, básicamente criticar a una pájara de la que hablaré más adelante. ÉL había tomado la sabia decisión de no beber, pero se había quedado dormido en la habitación del "propietario" del piso. En cambio los que esperaban al whisky, que se habían ventilado el mueble bar, estaban en un estado bastante lamentable. El "propietario" del piso estaba comatoso en la cama de sus padres, y el mejor amigo de ÉL estaba dando tumbos sin control por el lugar, vomitando donde podía.
Otro de los amigos, que aún es virgen y no liga ni aunque la chica le indique su disponibilidad con un cartel luminoso, se había llevado a la fiesta a una compañera de la academia de inglés, conocida desde que entró por la puerta como "la pájara". La verdad es que a la chica se la veía bastante peculiar. Una mezcla rara de perroflauta con toques de pija y bastante politoxicómana y como consecuencia, con las facultades mentales bastante mermadas. La chica además se mostraba bastante receptiva al enamoramiento de una noche, pero ni por esas el virgen consiguió perder su estatus.
Supongo que harta de que el virgen no diera el paso, la chica se tiró al cuello (o a donde pudo) del que andaba como una cuba dando tumbos por el piso, que en ese momento estaba durmiéndola en la misma cama que ÉL. Según confesó después, recuperó la consciencia ya en pleno morreo y al principio no sabía ni con quien se estaba besando.
Esto provocó un cisma entre el virgen y el que estaba como una cuba, aunque la culpable realmente era la pájara y antes de que llegasen a las manos, los que casi no habíamos bebido decidimos que la fiesta ya había terminado para nosotros, así que desperte a ÉL y nos volvimos para casa a dormir.
Al día siguiente comida tranquila con las sobras de la cena anterior y a perrear todo el día en el sofá, recuperando fuerzas para trabajar el día 2.
La verdad es que haciendo balance, ha sido un buen comienzo de año ya que creo que ÉL y yo, por los esfuerzos que uno y otro hemos hecho, estamos mejor que nunca y por otro lado, sus amigos me han aceptado en su grupo igual que siempre, que era algo que me tenía un poco preocupado, así que ojalá que por lo menos todo se quede como está.
La idea original era que ÉL y yo pasásemos tanto la cena de Nochevieja, como la comida de Año Nuevo juntos y sólo para nosotros, pero al final y como ocurre casi siempre, hubo varios cambios de planes.
El primer cambio es que a ÉL le propusieron sus amigos juntarse después de las campanadas en casa de uno de ellos, para pasar una tranquila velada jugando a juegos de mesa. El problema es que en los planes de sus amigos, le dijeron claramente que no había lugar para las novias, así que yo me quedaba fuera, al igual que el resto de féminas del grupo (el resto de amigos son heterosexuales, por lo menos mientras no demuestren lo contrario).
A esto yo le puse mala cara, ya que como había hecho el sacrificio de quedarme sin ir a pasarla con mi familia y amigos para pasarla a solas con ÉL, no era plan de que me dejase tirado a la primera de cambio y me lo aceptó, pero a cambio me pidió irse a comer al día siguiente con su familia. Con esto yo también me quedaría tirado el día de Año Nuevo, pero eso ya me importaba menos. La verdad es que es una lata eso de que su padre no acepte la orientación de su hijo, pero contra eso no se puede luchar, así que de momento, en esa mesa no hay ningún plato para mí.
Luego llegó otro cambio de planes, ya que sus amigos finalmente aceptaron la presencia de las novias en la velada post-uvas, así que al final cedí y le dije que si íbamos los dos, que no había problema. Era la primera vez que los iba a ver desde nuestra reconciliación y no sabía cómo me iban a recibir, pero lo hacía por ÉL.
El último cambio de planes fue la última tarde del año, justo cuando estábamos con la compra de los productos para la cena (sí, lo dejamos todo para el último momento). Me dijo que su mejor amigo, que está soltero y sin compromiso y que tiene una familia bastante desestructurada, le había comentado que iba a estar sólo en casa y le había preguntado que si se podía venir a tomar las uvas con nosotros.
Esta vez era ÉL el que no estaba muy por la labor, en parte porque quería que empezásemos el año juntos y solos y supongo que en parte porque pensaba que yo iba a negarme a que viniese, pero se equivocaba. Yo me he sentido solo en muchas Nocheviejas y sé que se pasa mal, así que por mí no había ningún problema. Es más, le invité a que se viniese también a cenar con nosotros en lugar de venirse sólo a tomar las uvas pero su amigo no quiso. No sé si por no molestar o por qué, pero la excusa que nos dió es que su madre le había dejado mucha cena preparada.
A cambio, le dije a ÉL que ya que venía su amigo, que se quedase conmigo a comer al día siguiente y así quedaron los planes finalmente: Cenábamos los dos sólos, poco antes de las campanadas vendría su amigo. Una hora más tarde nos íriamos los 3 a la fiesta con el resto de sus amigos y, por si la cosa se animaba, nos llevaríamos la casa con ruedas para poder dormirla tranquilamente, en vez de conducir. Y al día siguiente vuelta a casa y a comer juntos.
Y todo iba más o menos según lo planeado: habíamos cenado, había venido su amigo, habíamos tomado las uvas (con la Pantoja, por supuesto) y la cosa se torció en la velada con sus amigos. La verdad es que fue un poco despropósito la cosa. Primero por el ir y venir de la gente, porque había una pareja que se tenía que ir muy pronto y otra que tardaba tanto en venir que ya empezábamos a dudar que apareciesen. Así que no pudimos empezar a jugar, porque los juegos que estaban previstos son de los que duran bastante y es necesario que esté todo el mundo de principio a fin.
Para colmo, la pareja que faltaba por venir era la que tenía que traer el alcohol para casi todos, así que los amigos de ÉL empezaron a tomarse todo lo que encontraron por el mueble bar de la casa en la que estábamos, mezclando sin control.
La situación era que las chicas y yo (vamos, las chicas, jejeje) tomábamos cubatas de Ron tranquilamente que eso sí que lo teníamos, porque lo habíamos llevado nosotros, mientras charlábamos de nuestras cosas, básicamente criticar a una pájara de la que hablaré más adelante. ÉL había tomado la sabia decisión de no beber, pero se había quedado dormido en la habitación del "propietario" del piso. En cambio los que esperaban al whisky, que se habían ventilado el mueble bar, estaban en un estado bastante lamentable. El "propietario" del piso estaba comatoso en la cama de sus padres, y el mejor amigo de ÉL estaba dando tumbos sin control por el lugar, vomitando donde podía.
Otro de los amigos, que aún es virgen y no liga ni aunque la chica le indique su disponibilidad con un cartel luminoso, se había llevado a la fiesta a una compañera de la academia de inglés, conocida desde que entró por la puerta como "la pájara". La verdad es que a la chica se la veía bastante peculiar. Una mezcla rara de perroflauta con toques de pija y bastante politoxicómana y como consecuencia, con las facultades mentales bastante mermadas. La chica además se mostraba bastante receptiva al enamoramiento de una noche, pero ni por esas el virgen consiguió perder su estatus.
Supongo que harta de que el virgen no diera el paso, la chica se tiró al cuello (o a donde pudo) del que andaba como una cuba dando tumbos por el piso, que en ese momento estaba durmiéndola en la misma cama que ÉL. Según confesó después, recuperó la consciencia ya en pleno morreo y al principio no sabía ni con quien se estaba besando.
Esto provocó un cisma entre el virgen y el que estaba como una cuba, aunque la culpable realmente era la pájara y antes de que llegasen a las manos, los que casi no habíamos bebido decidimos que la fiesta ya había terminado para nosotros, así que desperte a ÉL y nos volvimos para casa a dormir.
Al día siguiente comida tranquila con las sobras de la cena anterior y a perrear todo el día en el sofá, recuperando fuerzas para trabajar el día 2.
La verdad es que haciendo balance, ha sido un buen comienzo de año ya que creo que ÉL y yo, por los esfuerzos que uno y otro hemos hecho, estamos mejor que nunca y por otro lado, sus amigos me han aceptado en su grupo igual que siempre, que era algo que me tenía un poco preocupado, así que ojalá que por lo menos todo se quede como está.
jueves, 5 de enero de 2012
Érase el instinto paternal
Últimamente a raíz de la nueva oportunidad que ÉL y yo nos estamos dando, de vez en cuando tengo pensamientos recurrentes sobre la idea de la paternidad. ¿Será que ya ha saltado la alarma de mi reloj biológico?
Hace poco, mi madre le dijo a su hermana que había soñado con que nos dejaron a un niño (negro para más señas) abandonado en la puerta de casa y que ÉL y yo lo habíamos adoptado. Mi madre, a pesar de haberme tenido solo a mí, es muy niñera y creo que lo que más la desilusionó cuando le comenté mi orientación sexual fue que con ello se desvanecía (al menos a priori) la posibilidad de ser abuela.
Entre nosotros hemos comentado alguna vez la posibilidad de ser padres, gracias a un vientre de alquiler en algún país en el que esto sea legal. Hasta ÉL, que suele ser más reacio a estas cosas (está en contra hasta del matrimonio homosexual ¿¿¿???) se estuvo informando en páginas web de agencias para la subrogación del embarazo de California.
Todo esto viene a que ayer tuve muy presente a Herodes y se me quitaron de golpe todas las ganas de ser padre. Me explico: a alguien se le ha ocurrido la genial idea de que los empleados de esta compañía para la que trabajo se puedan traer un día al año a los niños al trabajo y ese día fue ayer.
Recalco el hecho de que sólo se los pueden traer los empleados de la compañía (jefes, casi todos ellos) y el personal externo (los que realmente hacemos el trabajo) somos los que los tenemos que aguantar correteando y chillando entre nuestros puestos de trabajo.
Supongo que la típica excursión a una central eléctrica, a una fábrica de algo o a algún sitio en el que haya cosas extrañas para ellos, será la mar de entretenido para los retoños, pero os aseguro que la visita a un edificio de oficinas en las que lo único que hay son mesas con ordenadores y gente trabajando en silencio con ellos les aburre soberanamente, así que optan por ponerse a correr sin control de un lado para otro, montando todo el jaleo posible.
Son niños y por supuesto que es esto lo que se espera de ellos, pero en el lugar indicado, como por ejemplo en un parque. ¿Es que sus padres no se dan cuenta de que el resto de mortales estamos trabajando?
El organizador de toda esta desorganización, había previsto actividades varias desde las 10 hasta las 14 y hay algunos niños a los que los trajo algún familiar a esa hora y con la misma se los volvió a llevar. El problema es que a la gran mayoría los trajeron sus padres/madres que trabajan aquí y se tuvieron que tirar aquí encerrados toda la jornada laboral, esto es de 8 a 17, lo que para ellos fue una barbaridad.
Lo dicho, ni con la amenaza de que los Reyes Magos les van a traer carbón se portaban bien. Eso sí, ya por la mañana comprobé que no tengo don para tratar con niños, porque en cuanto vino mi jefa a presentarme a sus hijos, casi hago llorar a la niña nada más saludarla y eso sólo fue el principio del día.
Hace poco, mi madre le dijo a su hermana que había soñado con que nos dejaron a un niño (negro para más señas) abandonado en la puerta de casa y que ÉL y yo lo habíamos adoptado. Mi madre, a pesar de haberme tenido solo a mí, es muy niñera y creo que lo que más la desilusionó cuando le comenté mi orientación sexual fue que con ello se desvanecía (al menos a priori) la posibilidad de ser abuela.
Entre nosotros hemos comentado alguna vez la posibilidad de ser padres, gracias a un vientre de alquiler en algún país en el que esto sea legal. Hasta ÉL, que suele ser más reacio a estas cosas (está en contra hasta del matrimonio homosexual ¿¿¿???) se estuvo informando en páginas web de agencias para la subrogación del embarazo de California.
Todo esto viene a que ayer tuve muy presente a Herodes y se me quitaron de golpe todas las ganas de ser padre. Me explico: a alguien se le ha ocurrido la genial idea de que los empleados de esta compañía para la que trabajo se puedan traer un día al año a los niños al trabajo y ese día fue ayer.
Recalco el hecho de que sólo se los pueden traer los empleados de la compañía (jefes, casi todos ellos) y el personal externo (los que realmente hacemos el trabajo) somos los que los tenemos que aguantar correteando y chillando entre nuestros puestos de trabajo.
Supongo que la típica excursión a una central eléctrica, a una fábrica de algo o a algún sitio en el que haya cosas extrañas para ellos, será la mar de entretenido para los retoños, pero os aseguro que la visita a un edificio de oficinas en las que lo único que hay son mesas con ordenadores y gente trabajando en silencio con ellos les aburre soberanamente, así que optan por ponerse a correr sin control de un lado para otro, montando todo el jaleo posible.
Son niños y por supuesto que es esto lo que se espera de ellos, pero en el lugar indicado, como por ejemplo en un parque. ¿Es que sus padres no se dan cuenta de que el resto de mortales estamos trabajando?
El organizador de toda esta desorganización, había previsto actividades varias desde las 10 hasta las 14 y hay algunos niños a los que los trajo algún familiar a esa hora y con la misma se los volvió a llevar. El problema es que a la gran mayoría los trajeron sus padres/madres que trabajan aquí y se tuvieron que tirar aquí encerrados toda la jornada laboral, esto es de 8 a 17, lo que para ellos fue una barbaridad.
Lo dicho, ni con la amenaza de que los Reyes Magos les van a traer carbón se portaban bien. Eso sí, ya por la mañana comprobé que no tengo don para tratar con niños, porque en cuanto vino mi jefa a presentarme a sus hijos, casi hago llorar a la niña nada más saludarla y eso sólo fue el principio del día.
miércoles, 4 de enero de 2012
Érase una Navidad en familia
A ver si a la tercera entrada va la vencida y puedo contar sin irme por las ramas cómo han transcurrido los días de Nochebuena y Navidad con mi familia.
El viernes tenía previsto un brindis con mis amigos (vamos, que íbamos a quedar para tomar algo, pero dicho en plan fino) y menos mal que el evento al final no se produjo, porque como he contado en la entrada anterior, andaba yo en plan de niñera con Lola, la nueva loro de mi madre.
El sábado, día de Nochebuena, quedé con mi padre al medio día, para ir a hacer la visita de rigor a su familia. Este año la novedad es que le pedí que fuera al mediodía en lugar de por la tarde-noche, ya que siempre me daba la sensación de que molestaba a todo el mundo mientras estaban con las preparaciones de las cenas. Por su puesto, no le dije nada del regalo a mi madre, porque no quería que se pusiese celoso y es que él se quedaba por primera vez sin regalo por mi parte, igual que yo llevo años sin uno por la suya.
Ese mismo día por la tarde, quedé con mi amigo M y finalmente se nos unió por sorpresa JF. Son los únicos amigos a los que iba a ver en esos días. Estuvimos un rato tomando algo y poniéndonos al día de nuestras vidas y luego cada mochuelo a su olivo para la gran cena.
Cuando llegué a casa estaba mi madre terminando de preparar los tuppers con la cena para mi abuela y la acompañé a su casa con la idea de pasar un rato con ella mientras cenaba. Digo con la idea, porque cuando llegamos a su casa, resulta que ya había cenado su tazón de leche con trozos de pan, como todos los días del año. Se había olvidado de que era Nochebuena y eso que se lo recordé al mediodía, cuando la fui a llevar la comida. Este año he visto a mi abuela mucho más deteriorada que otros años, tanto física como psicológicamente. Encima mi madre no entiende que los años pasan para todos y la regaña mucho, hasta el punto de que mi abuela la tiene miedo.
Precisamente ese miedo, junto a la bronca de mi madre, fue lo que hizo que esa noche mi abuela cenase por segunda vez, en esta ocasión lo que mi madre había preparado para ella en los tuppers. En ese momento ya amenazó con que al día siguiente prefería no venir a comer con la familia por Navidad, diciendo que a ella el sacarla de casa era matarla en vida, pero mi madre cortó de raíz la conversación y no le dió más opción que elegir la hora a la que ir a buscarla.
Mi madre y yo nos volvimos a su casa y cenamos los dos solos y tranquilos. Bueno, solos no, ya que teníamos la compañía de Lola. Luego estuvimos un rato viendo alguna de las galas que daban por la tele y a eso de las 23:45, mi madre se fue a la misa del gallo y yo a la cama.
El día 25 era el epicentro de la celebración familiar, ya que como expliqué en su momento, en mi familia se celebran las comidas en vez de las cenas. A comer acudieron mi madre, la madre de mi madre (mi abuela), la hermana de mi madre (mi tía) y su marido (mi tío) e hija (mi prima) y el hijo de mi madre (yo). Total 6 comensales.
La comida discurrió por los cauces habituales, sin discusiones reseñables y sin malos rollos. La protagonista de la sobremesa fue el nuevo miembro de la familia, Lola, a la que todo el mundo quería coger, acariciar y sacerse fotos con ella y desde luego, aquello no fue una buena idea. Apunto estuvo de darle un infarto a ella y otro a mí, viendo como mi familia maltrataba lo que me había costado tanto dinero.
Al final, todo quedó en un par de coscorrones para la pobre Lola. El primero cuando mi tía, a la que el animal desde el primer momento le demostró que no le caía bien, trató de posarla en la mesa y mas que posarla, por miedo a llevarse otro picotazo, la dejó caer desde un palmo de altura. Y el segundo algo más serio, ya que se empeñaron en que mi prima cogiera al bicho y lo hizo con demasiado miedo, de forma que cuando me la fue a devolver, soltó demasiado rápido y esta vez se cayó hasta el suelo. Menos mal que aparentemente no se hizo nada.
Me da rabia el trato que le dieron, porque justo en cuanto se cayó al suelo, todo el mundo recogió y se largó, dejándome a mí, con el marrón de tratar con el animal todo asustado y posiblemente herido, aunque al final no fue así. Me gasté más dinero para que fuese un loro de los que llaman papilleros, esto es, criados a papilla por el hombre desde el huevo, de manera que fuera super dócil y se dejase coger y jugar con ella. Por este motivo me preocupaba que a la primera de cambio y por el capricho de mis tíos, nos cogiera miedo a todos.
Después de pasarme toda la tarde dándole premios en forma de comida y caricias, parece que el animal se recuperó del susto y de paso, yo también. Al día siguiente ya despertó como si nada y dejándome cogerla y manosearla como antes. Ese era el día de la despedida y me tocó enseñar a mi madre a manejar al bicho, ya que hasta entonces, con los líos de las celebraciones no le había hecho mucho caso.
Y nada más, con mucha pena me despedí de ambas y puse la casa con ruedas rumbo a Madrid, porque el día 27 ya tenía que trabajar.
martes, 3 de enero de 2012
Érase un regalo vivo
En la anteior entrada comenté cómo han sido las fiestas de Nochebuena y Navidad a lo largo de mi vida y hoy voy a hablar de cómo han sido este año y tengo que empezar diciendo que estos dos días han sido los únicos de todas las fiestas navideñas que tenía previstos pasar con mi familia y mis amigos, en mi tierra.
Este año, estos días con mi familia han estado marcados por el regalo que le he hecho a mi madre: un yaco, que es un tipo de loro de plumaje gris y cola roja, que según dicen, es el que más facilidad tiene para aprender a hablar.
El motivo de este regalo es que en mi casa, cuando yo era pequeño, habíamos tenido uno, que en un descuido de mi padre, acabo escapándose cuando ya había empezado a hablar. Desde entonces, mi madre cada vez que veía un bicho de estos en una tienda de animales, entraba a preguntar su precio, pero siempre decía que era muy caro y se echaba para atrás.
Unos días antes de navidad me habló de que había ido a comer con sus amigas a un restaurante en el que tenían un loro de estos y que estuvo hablando con su dueño del tema y la forma en la que me contaba todo esto por teléfono, me hizo decidirme por comprarle uno como regalo de navidad, aunque tenía que hacerlo en tiempo récord.
Primero me dediqué a mirar precios por internet para ver si estaban más baratos aquí o en Cantabria y comprobé que aquí eran algo más baratos, así que localicé una tienda en Madrid dedicada en exclusiva a la cría y venta de loros y allá que me fui el miércoles 21. Me confirmaron que tenían 7 disponibles y que podían hacerles las análiticas necesarias durante el jueves 22 y tenerlo disponible para llevármelo directo desde la tienda hasta la casa de mi madre, el viernes 23 a primera hora y eso fue lo que hice.
El momento cómico vino a la hora de elegir al animalico, ya que como digo tenían 7 disponibles y el dependiente nos puso a ÉL y a mi los 7 bichos a la vez en los brazos para que le dijésemos cuál nos gustaba más y a mí todos ellos/ellas me parecían iguales. Al final elegí al único que no me estaba picando y le pedí que me los quitase lo más rápido posible de encima, aclarándole que no es a mi a quien le gustan estos animales, sino que era para mi madre.
Pues nada, lo dejé reservado el miércoles y el viernes fui a por el bicho a las 10 de la mañana. Ya tenían el sexaje hecho mediante el ADN y resulta que había escogido una hembra. Como dije que me la iba a llevar a Santander, me la pusieron en un transportin como los de los perros, con un poco de comida y lista para llevar.
Puse el transportín en el asiento del copiloto de la casa con ruedas, atado con el cinturón de seguridad y con la puerta mirando hacia mi asiento, para poder controlarla de reojo mientras conducía y la verdad es que durante el viaje la bicheja se portó de maravilla. Se limitaba a verme conducir y a mirar para todas partes en busca de la mujer del GPS, cada vez que me daba alguna instrucción.
A la llegada a casa de mi madre, la cara de sorpresa que puso no tiene nombre, ya que no sabría decir si era señal de que le gustaba el regalo o de que lo aborrecía. Supongo que le gustó, porque no tardó ni medio minuto en bautizarla como Lola y en ponerse a hablarle.
Y aquí empezaron los problemas, porque yo recordaba que teníamos la jaula del loro anterior por casa, pero lo que no me imaginaba era que iba a estar roñosa entera. Así que mi madre, que estaba muy estresada con la preparación de la comida del día de navidad (sí, 48 horas antes mi madre ya se mete en la cocina a preparar las toneladas de alimentos que luego no hay quien se acabe). Pues tuvo que dejar todo eso y recorrerse las escasas tiendas de animales de Santander en busca de una jaula adecuada para Lola.
Mientras tanto yo me quedé con ella suelta ya por casa, porque después de 5 horas encerrada en el transportin, no podíamos dejarla más tiempo allí, así que la puse en un palo y me quede esperando a que volviera mi madre. Y volvió pero con una primera jaula que no tengo ni idea de quién le dijo que era para loros, porque tenía una puerta por la que no cabía ni un periquito, así que vuelta otra vez a cambiarla y eso con el día de perros que hacía por Santander. A la segunda fue la vencida y la bicha ya tenía casa, casi a la hora de cierre de las tiendas, pero ya se pasó el estrés inicial.
Y en este punto tengo que decir que hay que ver lo que me gusta una excursión y más si es por Úbeda y sus famosos cerros, porque venía yo con la idea de hablar sobre mi Navidad y he acabado hablando sobre una loro y sus peripecias, así que voy a cortar por lo sano y dejar para otro día el tema de mis navidades.
Este año, estos días con mi familia han estado marcados por el regalo que le he hecho a mi madre: un yaco, que es un tipo de loro de plumaje gris y cola roja, que según dicen, es el que más facilidad tiene para aprender a hablar.
El motivo de este regalo es que en mi casa, cuando yo era pequeño, habíamos tenido uno, que en un descuido de mi padre, acabo escapándose cuando ya había empezado a hablar. Desde entonces, mi madre cada vez que veía un bicho de estos en una tienda de animales, entraba a preguntar su precio, pero siempre decía que era muy caro y se echaba para atrás.
Unos días antes de navidad me habló de que había ido a comer con sus amigas a un restaurante en el que tenían un loro de estos y que estuvo hablando con su dueño del tema y la forma en la que me contaba todo esto por teléfono, me hizo decidirme por comprarle uno como regalo de navidad, aunque tenía que hacerlo en tiempo récord.
Primero me dediqué a mirar precios por internet para ver si estaban más baratos aquí o en Cantabria y comprobé que aquí eran algo más baratos, así que localicé una tienda en Madrid dedicada en exclusiva a la cría y venta de loros y allá que me fui el miércoles 21. Me confirmaron que tenían 7 disponibles y que podían hacerles las análiticas necesarias durante el jueves 22 y tenerlo disponible para llevármelo directo desde la tienda hasta la casa de mi madre, el viernes 23 a primera hora y eso fue lo que hice.
El momento cómico vino a la hora de elegir al animalico, ya que como digo tenían 7 disponibles y el dependiente nos puso a ÉL y a mi los 7 bichos a la vez en los brazos para que le dijésemos cuál nos gustaba más y a mí todos ellos/ellas me parecían iguales. Al final elegí al único que no me estaba picando y le pedí que me los quitase lo más rápido posible de encima, aclarándole que no es a mi a quien le gustan estos animales, sino que era para mi madre.
Pues nada, lo dejé reservado el miércoles y el viernes fui a por el bicho a las 10 de la mañana. Ya tenían el sexaje hecho mediante el ADN y resulta que había escogido una hembra. Como dije que me la iba a llevar a Santander, me la pusieron en un transportin como los de los perros, con un poco de comida y lista para llevar.
Puse el transportín en el asiento del copiloto de la casa con ruedas, atado con el cinturón de seguridad y con la puerta mirando hacia mi asiento, para poder controlarla de reojo mientras conducía y la verdad es que durante el viaje la bicheja se portó de maravilla. Se limitaba a verme conducir y a mirar para todas partes en busca de la mujer del GPS, cada vez que me daba alguna instrucción.
A la llegada a casa de mi madre, la cara de sorpresa que puso no tiene nombre, ya que no sabría decir si era señal de que le gustaba el regalo o de que lo aborrecía. Supongo que le gustó, porque no tardó ni medio minuto en bautizarla como Lola y en ponerse a hablarle.
Y aquí empezaron los problemas, porque yo recordaba que teníamos la jaula del loro anterior por casa, pero lo que no me imaginaba era que iba a estar roñosa entera. Así que mi madre, que estaba muy estresada con la preparación de la comida del día de navidad (sí, 48 horas antes mi madre ya se mete en la cocina a preparar las toneladas de alimentos que luego no hay quien se acabe). Pues tuvo que dejar todo eso y recorrerse las escasas tiendas de animales de Santander en busca de una jaula adecuada para Lola.
Mientras tanto yo me quedé con ella suelta ya por casa, porque después de 5 horas encerrada en el transportin, no podíamos dejarla más tiempo allí, así que la puse en un palo y me quede esperando a que volviera mi madre. Y volvió pero con una primera jaula que no tengo ni idea de quién le dijo que era para loros, porque tenía una puerta por la que no cabía ni un periquito, así que vuelta otra vez a cambiarla y eso con el día de perros que hacía por Santander. A la segunda fue la vencida y la bicha ya tenía casa, casi a la hora de cierre de las tiendas, pero ya se pasó el estrés inicial.
Y en este punto tengo que decir que hay que ver lo que me gusta una excursión y más si es por Úbeda y sus famosos cerros, porque venía yo con la idea de hablar sobre mi Navidad y he acabado hablando sobre una loro y sus peripecias, así que voy a cortar por lo sano y dejar para otro día el tema de mis navidades.
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