martes, 25 de octubre de 2011

Érase un diario de a bordo: Sábado 15 de octubre

Hoy el diario de ruta no va a ser como los días anteriores, ya que hasta ahora me había entretenido en ir escribiendo a lo largo de los días, para luchar contra el aburrimiento de estar yo sólo.

Hoy en cambio, el día de mi cumpleaños, estoy escribiendo esto a las 9 de la noche sentado en la mesa del salón de mi casa, en Madrid.

CasiÉl hizo ayer el esfuerzo de meterse 6 horas en un autobús para venir a hacerme compañía y que no pasase sólo este día que para él debería ser especial (a mí me deprimen bastante) y se lo he pagado haciéndole pasarse otras 6 horas en la furgoneta de vuelta a Madrid.

No tengo muy claro lo que me ha pasado, pero al levantarme me he agobiado. Llevaba 3 días levántadome a la hora que me daba la gana, que normalmente eran las 11 de la mañana, a pesar de que me iba a la cama pronto. Hoy que me he acostado más tarde que nunca, me he despertado a las 9, mientras CasiÉl ha seguido durmiendo hasta las 11.

Esto ha hecho que me agobiara y ya empezara el día con mal pie, porque he tenido que esperar a que se levantara para poder salir hacia las playas. Cuando hemos llegado, ya era casi la 1 del mediodía y al hacer un día veraniego y ser sábado, ya sólo quedaban sitios para aparcar un poco alejados y chungos, porque había restos de ventanillas rotas por el suelo, que no daban muy buena espina.

Yo no llevaba un buen día y CasiÉL no me aportaba ninguna idea de qué hacer, así que me ha seguido dando vueltas la cabeza, hasta que se me han cruzado los cables y he tomado la decisión de volver a Madrid, sin llegar si quiera a pisar la arena.

Me arrepiento mucho de haberlo hecho, pero ya no hay vuelta atrás y supongo que esto traerá consecuencias en nuestra no-relación.

Como ya he contado por aquí, llevaba unas semanas bastante mal conmigo mismo y me había tomado este viaje como un tiempo para estar yo sólo y ordenar mis ideas.

Realmente le echaba en falta en muchas ocasiones a lo largo del día y me alegró cuando me dijo que se venía. Me hizo mucha ilusión verlo bajar de aquel autobús, pero al día siguiente... pues eso, lo que acabo de contar.

Supongo que mi actitud se puede ver como la del perro del hortelano, que ni come ni deja comer. La verdad es que ahora mismo no sé ni como CasiÉL me sigue hablando. Yo me habría mandado a tomar por culo hace mucho tiempo y él en cambio sigue dándome oportunidades y yo sigo cagándola cada vez.

3 comentarios:

  1. Uhmmm, sí, chuchi, has metido un poco la gamba.... poco más que decir, a aguantar el chaparrón o intentar algo de buena fe para solucionarlo, supongo que... menudo panorama...

    Tranquilidad en cualquier caso ¿no?

    Bicos Ricos

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  2. A mi me parece que es una buena terapia la que estás haciendo porque te sirve para darte cuenta de las cosas, que lo veas por tu mismo y que tomes decisiones, tus decisiones, que si las tomas de forma coherente, aunque dolorosas, te van a servir y ayudar aunque ahora no lo veas. De todas formas, hablo por mi, estoy aquí por si necesitas algún consejo, con todo el bagaje que he acumulado a lo largo de estos 3 años, jajajaj.

    Besazos!!!

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  3. Pimpf, de momento he optado por lo de aguantar el chaparrón y ya se verá lo que pasa, porque realmente no he estado con mucho ánimo para nada más y seguro que la habría cagado más.

    Davichini, muchas gracias por el ofrecimiento aunque de momento, prefiero no meter a nadie más de por medio. Quiero aclararme yo solito. Además, creo que voy viendo la luz.

    Besos!!

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