martes, 5 de abril de 2011

Érase una guía de supervivencia: el cuarto oscuro

Después de leer las dudas de Parmenio sobre el procedimiento a seguir en un cuarto oscuro, me he decidido a publicar una serie de guías para maricas descarriadas que quieran sobrevivir en determinadas situaciones.

El primer número de este coleccionable va sobre los cuartos oscuros. Quede claro que lo que voy a poner es todo de oídas, ya que yo nunca pisaría uno de estos antros :-P 
Las oídas son en concreto sobre una decena de lugares, de diferentes ciudades, que me permiten pensar que más o menos son todos iguales y se sigue en ellos el mismo procedimiento.

Lo primero que me gustaría resaltar sobre el Cuarto Oscuro es que el nombre lo han puesto por algo: está oscuro. Y siguiendo con las deducciones: no se vé. Esto se agudiza todavía más en el momento de entrar desde una estancia con más luz, aunque las discotecas, bares o garitos varios en los que suelen estar tampoco es que se caractericen por un exceso de luz, pero sí la suficiente para tener que darle un tiempo a nuestras retinas a que se adapten a la nueva oscuridad.

Es por ello que conviene entrar con calma y quedarse un ratillo pegados a la puerta (por si tenemos que huir cuando todavía estemos ciegos) esperando a que nuestros ojos empiecen a distinguir las siluetas en la sombra.

Estos lugares suelen estar a su vez divididos en varias estancias y las más comunes que nos podemos encontrar son: cine, laberinto, cabinas, sala diáfana, mazmorra o baño.

El cine está claro lo que es, pero no esperéis ver proyectada la última obra del cine independiente kurdo, a no ser que los actores vayan en pelotas y se pasen la película dándole al tema. Esta sala suele ser la más iluminada de todas, con la propia luz del proyector o de la tele. Está indicada para tantear a los parroquianos del lugar, para hacer tiempo hasta que localicemos alguna presa o como lugar de descanso entre búsqueda y búsqueda. En esta sala también se pueden tratar de establecer conversaciones, ya que en el resto del recinto el silencio suele ser sepulcral. Otra opción es llevarnos aquí al ligue de turno después de la faena, para poder verlo con algo más de luz, pero hay que avisar que no hay una UVI móvil en la puerta. Y que lo hecho, hecho está.

Ojo con el laberinto, que también está bien definido con su nombre. Puedes perderte tú, perder el norte o perder tus pertenencias. El laberinto son una sucesión de pasillos más o menos revirados y con cabinas a los lados. En este punto podemos tomar dos roles: ser de los paseantes o de los que esperan apoyados en la puerta de alguna cabina.

Suele estar bastante oscuro, así que no sirve para ligar la técnica de las miradas. Aquí lo que vale es el tacto. Puedes tocarte tu, tocar a otros o ser tocado. Los toques van desde el contacto casual al pasar (aunque haya un metro y medio de ancho, se chocan contigo al pasar y no es casual) hasta encontrarte una mano que te soba el culo o tantea el paquete. Normalmente los que tocan son los que estan apostados a los lados y los que son tocados son los paseantes.

Para demostrar tu interés por alguien basta con pararse a su lado o devolverle el toqueteo. Otra opción menos invasora es tocarte tu al paso de alguien o ver si alguien se está tocando a tu paso, entonces basta con continuar la faena que el otro estaba haciendo.

Para rechazar a alguien sólo hay que seguir caminando si estabas haciéndolo, cambiarte de lugar si alguien se ha puesto al lado tuyo o si te están sobando, retirar su mano sin brusquedades, pero con decisión.

No obstante, aunque no es normal que alguien se ponga especialmente pesado, siempre se puede hablar y decirle al pesado claramente que no nos interesa.

Desde que entró en vigor la ley antitabaco no he vuelto a pisar un sitio de estos (ah no, que habíamos quedado que nunca) así que no sé si la técnica del mechero ha cambiado, pero antes era imprescindible llevar uno, aunque no se fume. En la oscuridad es muy útil para pegar un fogonazo ocasional y poder ver claramente si tu objetivo realmente es el jovenzuelo que parece o es un abuelo que le ha robado la ropa a su nieto, que hay que ver el poder de camuflaje que tienen algunos en la oscuridad.

Hay quien hace eso mismo con la pantalla o el flash del móvil, pero a mi no me convence dar pistas sobre lo que llevo encima. Porque esa es otra, mucho ojo con los robos. Que en estos sitios nos relajamos mucho y entre toqueteo y toqueteo hay alguno al que se le puede quedar tu cartera enganchada.

Una vez localizado el objetivo en los pasillos del laberinto, al igual que si somos nosotros el objetivo de alguien, lo normal es pasar a una de las cabinas, echar el pestillo (ojo a donde está el pestillo y a cómo se vuelve a abrir, que más adelante será necesario recordarlo) y allí dentro ya no sé lo que suele ocurrir. Eso sí, todo se hace de pie y procurando no tocar demasiado las paredes, que a saber lo que te puedes encontrar. En estas cabinas es raro que haya camastros.

En las salas más diáfanas, la oscuridad y el silencio son totales. Aquí lo único que se puede llegar a distinguir son siluetas y lo máximo que se oye son gemidos, atragantamientos u otros ruidos similares procedentes del fragor de la batalla. En estas salas lo normal es encontrarse un totum revolutum al que poder sumarse en un momento dado. El problema es que cuando lo inicias tu, también se te pueden sumar y no siempre interesa.

En caso de que haya bancos, antes de sentaros observad la altura a la que quedáis si lo hacéis, ya que lo normal es quedar a la altura del paquete de alguien que esté de pie, con lo cual ya podréis deducir cuál es la función de los bancos y cuál el rol del que se sienta y cuál la del que se queda de pie.

Prestad también atención a posibles agujeros en la pared. No porque haya riesgo de desprendimiento del edificio, sino por lo que llegado el momento puede emerger por aquel agujero. No vaya a ser que os llevéis un pollazo imprevisto.

En función del tipo de garito en el que esté el cuarto oscuro, pueden existir salas de juegos, pero no penséis ni por un momento en piscinas de bolas (aquí las bolas se llevan colgando). Lo más parecido a estas salas son las mazmorras con aparatos de la Inquisición: columpios, celdas, inmovilizadores y demás artículos fetichistas.

También conviene asegurarse del tipo de baño que tiene el cuarto oscuro, ya que a veces es mejor salir al del garito o incluso hacérselo encima. Y es que lo de los baños también tiene su morbo para algunos, así que os podéis encontrar desde urinarios transparentes a humanos. No digo más.

Hasta donde yo sé (que ya sabéis que es de oídas), no se paga nada a parte por acceder al cuarto oscuro. Lo que se puede pagar es por entrar al garito en sí mismo o si la entrada es libre, te pueden obligar a acceder al cuarto oscuro con una consumición.

Otro punto sobre el que prestar atención es el horario de cierre del lugar. En función del sitio, pueden anunciar el cierre bajando la música, dando un aviso por la megafonía o con un breve relampagueo de las luces del cuarto oscuro (que aunque estén apagadas, tiene luces). Es hora de no hacerse los remolones y acabar la faena en el punto en el que esté, porque tras esto dan un BREVE tiempo de cortesía y encienden del todo las luces y creedme si os digo que no es agradable ver aquello con luz. Y menos si os encontráis (como me ocurrió en cierta ocasión) a vuestro mejor amigo en la posición más deshonesta que se os pueda ocurrir y con los pantalones por los tobillos.

Y una última cuestión, que será común en todas las guías. Haced lo que queráis, con quien se deje, pero siempre sexo seguro. Máxime en este tipo de sitios.

11 comentarios:

  1. Pues por mucha ilustración que nos hagas, me da a mi que en un cuarto oscuro no entro. Lo hice una vez pero solo de excursión, y no se, no me atrae absolutamente nada meterme allí dentro, la verdad.

    Lo que si se te ve, es muy experimentado, eh? No ahora, sino antes.

    Un beso

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  2. No lo calificaría yo de antro ya que no son cavernas ni tienen mal aspecto, ya que no se ve, como bien afirmas. En los cuartos oscuros siempre hay gente aunque todos afirman que jamás entraron en uno y que jamás lo harían. Por allí pulula lucecita encendiendo el mechero, la marica loca dando gritos para sentirse importante, el feo que no tiene más remedio de obtener una caricia sin que le vea nadie, el tímido guapo que va allí por lo mismo, el casado y soltero que aún vive en su armario, el ladronzuelo que quiere encontrar una cartera, el morboso que se siente feliz en la oscuridad... Y la mayoría cambia la cara cuando sale como diciendo "Yo no he estado aquí". Pues que vivan las cámaras de infrarrojos. Verás las sorpresas tan grandes.

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  3. Pues te digo lo mismo que a Parmenio, mira que soy morboso pero ni saunas ni cuartos oscuros. Fuera de ahí todo lo demás es negociable (aunque soy de los que si dicen no a la primera no hay nada que rascar)

    Un besazo.

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  4. Kotei, me hace gracia lo de entrar de excursión. ¿Llevabas un guía que te iba explicando las situaciones? En plan: a la derecha pueden contemplar una felación, a su izquierda pueden ver una orgía,... jejeje

    Stultifer, lo que suele pulular por allí dentro es un ecosistema en sí mismo, pero está claro que de algún sitio han salido, aunque en la calle todo el mundo lo niegue. Con mis amigos, en cambio, lo comentamos con total naturalidad y hasta entramos juntos. La última vez que lo hicimos, casi nos echan, porque acabamos jugando al escondite, dando gritos y supongo que cortándole el rollo a todo el mundo. Cosas del alcohol.

    Christian, vaya pues la próxima guía tenía pensado hacerla sobre las saunas, así que tampoco te va a interesar. De todas formas me apunto lo de que eres morboso, mmmm. XD

    Besos para todos en la oscuridad!!

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  5. Pues mira, a mí la verdad que no me llama nada, ni me ha llamado nunca, para qué engañarnos. Y eso que en coruña hay uno (y una sauna, estamos que lo rompemos todo, jajajaja)

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  6. Uy, como se llama eso? sala diáfana? yo en mi vida lo había escuchado... que moderneces tienen en las ciudades. Bueno, algunas de las cosas que cuentas las he visto yo en directo con estos ojazos que dios me ha dado... otras, igual que tú, de oídas... aunque, me queda la intriga de las salas X, y me da penilla porque pronto cerrarán las pocas que hay.... bien la recomendación de la protección al final... es fundamental.

    Bicos Ricos

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  7. Z, definitivamente Coruña se debe parecer mucho a Santander. También tenemos un cuarto oscuro (el primero que pisé) y una sauna en la que no he estado nunca.

    Pimpf, cuando quieras hacemos una incursión en una sala X, que yo tampoco he estado nunca en una, por documentarnos antes de que desaparezcan, más que nada.
    Y lo de la sala diáfana, lo puse de mi cosecha, porque no sabía como definir a la sala del revoltijo humano.

    Besos para los dos!!

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  8. Me alegro que hayas ampliado el comentario que habáis puesto en mi blog. Ahora tengo una visión más clara (curioso hablando de cuartos oscuros) sobre lo que me puedo encontrar ahí dentro si algún día entro.

    De momento no me llaman demasiado la atención, la verdad, pero quien sabe si algún día entro. Y mejor ir con la lección aprendida, sobre todo por lo de los rateros, que eso no me lo habría imaginado.

    Muchas gracias por explicármelo allí y aquí.

    Un beso (luz... y taquigrafos)

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  9. Parmenio, muchas gracias por pasarte por aquí, aunque hayas tenido que leer lo mismo otra vez. Espero que no siempre sea tan repetitivo y bienvenido.

    Un beso!!

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  10. Yo reconozco que termino todas las semanas, domingos por la tarde, en uno. Me encantan.

    Saludos a todos, gusto en conoceros :)

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  11. Yo reconozco que termino todas las semanas, domingos por la tarde, en uno. Me encantan.

    Saludos a todos, gusto en conoceros :)

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