lunes, 11 de abril de 2011

Érase el resultado de los planes

Ya estoy de vuelta en Madrid. Como en la última entrada os hablé de los planes que tenía, hoy toca ver los que se han cumplido y los que no.

Tengo que decir que, aunque no creo en estas cosas, el blog tiene algo de gafe, porque normalmente no se cumplen las cosas que comento por aquí que voy a hacer, así que no sé si a partir de ahora, dedicarme a escribir las cosas únicamente a toro pasado.

Llegamos a casa a tiempo para pasar con mi madre esa última horita del día de su cumpleaños, aunque casi no llegamos a tiempo, porque nos tiramos como media hora para encontrar aparcamiento ¡¡en mi pueblo!!

Creo que nunca había visto el pueblo tan petado de gente, ni de coches a esas horas de la noche. Es lo que tiene el norte, que en cuanto suben un poco las temperaturas, las terracitas se abarrotan.

El viaje fue del tirón, porque quería llegar a tiempo, lo que me costó un enfado con ÉL, que tenía hambre y quería que parase en alguna gasolinera para comprar algo. A ver si esto le hace animarse a conducir alguna vez y así pararemos cuando ÉL quiera.

El sábado como estaba previsto, fui con mi prima a comprar sus patines, nuestro regalo para su primera comunión. De paso yo aproveché y me compré un neopreno para el kayak, que en Santander de estas cosas tienen más surtido y mejor precio que en Madrid. Luego nos fuimos con mis tíos a una terracita a comer uno de los manjares de mi tierra, las rabas, que para quien no las conozca diré que se parecen a los calamares de Madrid, pero sin punto de comparación.

En Santander había carteles por todas partes anunciando la apertura de uno de esos sitios donde compran los que no son tontos y que por aquí abundan, pero que allí es novedad. Anunciaban ofertas especiales por la apertura y a ÉL se le puso entre ceja y ceja que había que ir p'allá. Como ya habíamos tenido el enfado del viaje, decidí que esta vez me tocaba ceder y así pasamos la preciosa tarde que hacía: en un centro comercial :-(

Al salir, aunque faltaba poco tiempo para la hora a la que había quedado con mis amigos, nos acercamos hasta la Virgen del Mar, porque yo no puedo estar en Santander y no ver algún acantilado. Me encanta ver el mar rompiendo con todas sus fuerzas, pero esta vez estaba como un plato.

Aquí os dejo una foto aérea del lugar. Es una isla en la que está la hermita de la patrona de Santander, la Virgen del Mar y que está unida a tierra por una pasarela peatonal. Aunque no pisamos la arena, tiene una pequeña playa especialmente indicada para el snorkel (o como se escriba). Además tuvimos suerte porque el lugar no estaba nada concurrido. Tiene la ventaja de estar bastante apartado de la ciudad y que los turistas no lo hayan invadido.

Luego fuimos a la cita con mis amigos, pero al final sólo acudió mi amiga N y en estado algo resacoso... El resto de viaje, trabajando, de canguros o desaparecidos en combate :-(

Pues nada, decidimos que no se salía por Santander y en su lugar nos tomamos algo por el pueblo e hicimos un simpa pero inconscientemente, ya que todos pensábamos que ya estaba pagado. Al final también se presentó mi amigo M y estuvimos un buen rato de palique, poniéndonos al día de nuestras vidas.

Y el domingo por la mañana tocó visitar a mi abuela, hacer compra de viandas típicas para traer a los madriles: quesadas, sobaos, tartas de hojaldre... y comer... muuuuuucho...

Mi madre cada vez que voy allí más que alimentarme, me ceba y encima se debió levantar como a las 7 de la mañana para prepararnos comida para traer. Tengo la nevera y el congelador de casa hasta los topes. Creo que en un mes no tendré que cocinar. Creo que he vuelto a engordar los escasos kilos que había bajado desde que me puse a plan. Pero es que una madre es una madre y como muestra diré que a falta de una, había hecho tres tartas para nosotros, para celebrar el cumple.

En resúmen: el finde pudo dar más de sí, porque al final ni kayak, ni patines, ni playa, ni ambiente... pero nos lo pasamos bien y descansamos de la gran ciudad, que es lo que cuenta.

5 comentarios:

  1. Pues sí, es lo que cuenta. El mar está plato plato plato, yo ayer fui de ruta para surfear y terminé metiéndome en una playa a mil kilometros de casa por puro orgullo, que olas, ni una, jajaja.

    En Coruña (o mejor dicho, en coruño) por raba se entiende vomitar (echar la raba), igual viene de la misma raíz etimológica, que los calamares masticados tienen mucho aspecto de vómito, jajajajaja.

    ResponderEliminar
  2. Si que ha estado bien tu finde. Yo creo lo mismo que tu, por eso no me gusta contar los planes que voy hacer, que luego se joden todos y te quedas con una cara tonto que no veas.

    En fin, que cuando uno esta por casita, siempre vuelve con más kilos y sobre todo con más ganas.

    Un beso muy grande

    ResponderEliminar
  3. Eso es lo que importa que lo hayas pasado bien. El señor Murphy tiene estas cosas, que planeas algo y luego no sale, jajaaj

    Besazos!!

    ResponderEliminar
  4. Z, en Cantabria también echar la raba es sinónimo de vomitar. Pero nada que ver con las rabas, que están riquísimas.

    Kotei, con más kilos desde luego, ahora por ganas me quedaba por allí, que echo mucho de menos el mar.

    Davichini, me gustaría conocer al Murphy ese, que le iba a decir cuatro cositas.

    Besos para todos!!

    ResponderEliminar
  5. Bueno, ya ves, yo también tenía varios planes para el viaje a Marbella, y al final, hasta casi no hay ni viaje. Aunque en el fondo, lo único que me ha faltado, creo yo, ha sido Ronda, del resto, todo cumplido.

    Que ganas de volver a Santander y parar tiempo por allí, que las pocas veces que he ido ha sido un visto y no visto.

    Bicos Ricos

    ResponderEliminar