martes, 19 de abril de 2011

Érase mi relación con la Iglesia

Como estamos en unos días de recogimiento y oración, hoy voy a aprovechar para comentar mi relación con la Santa Madre Iglesia.
Soy Católico porque mis padres me bautizaron, pero no sería justo echarles la culpa sólo a ellos, ya que yo ya era más o menos consciente cuando hice la primera comunión, aunque los regalos pesan mucho a la hora de decidir si hacerla o no. Lo que definitivamente es responsabilidad mía es el haberme confirmado con 16 años, porque a esa edad ya uno decide bastante libremente y encima, por lo menos en mi caso, no hay regalos que usar como chantaje si lo haces.

Mi padre, a pesar de que tanto él como toda su familia son cofrades de la Virgen del Carmen, es como muchos de esos que salen llorando estos días porque no pueden procesionar, que sólo se acuerda de su fé un día al año, vamos que no es nada practicante. Mi madre en cambio es de acudir cada domingo a misa y además el año que yo empecé a ir a catequesis, ella se metió a catequista y ahí ha estado un montón de años.

Ella fue la que hizo que yo empezase como monaguillo y esto, unido a mi falta de vida social en la infancia, hizo que desperdiciase los fines de semana durante un montón de años. Iba a catequesis los sábados por la mañana, a misa como monaguillo los sábados por la tarde y cantaba en el coro infantil en la misa del domingo. Esto me sirvió para hacer algunos amigos en ese entorno, amigos que hoy en día o se han convertido en curas o han renegado de la Iglesia, como yo.

Lo que ahora voy a contar sólo lo sabe uno de los que hoy en día es sacerdote y es que durante mi infancia e incluso durante la adolescencia, yo tenía claro que acabaría en el seminario. Menos mal que no dí el paso, porque si ahora me arrepiento del tiempo perdido durante la infancia, podría estar arrepintiéndome de toda una vida perdida y eso sí que sería una lástima.

No quiero parezca que ahora tengo una crisis de fé. Que esa la superé hace ya muchos años y de forma nada traumática, por cierto, más bien fue toda una liberación. Simplemente me bastó abrir un poco el punto de vista y mirar a la Iglesia como institución, empezando por la cúspide de la pirámide, en lugar de quedarme sólo en las cosas de mi iglesia de pueblo y su cura, más o menos progresista.

Se podrían decir muchas cosas de los que están ahí arriba, de ese que se hace llamar Santo Padre, de toda la curia que le rodea, de aquel que los obispos españoles han elegido como representante y de muchos de esos obispos, pero prefiero no herir sensibilidades. Me conformaré con decir que dudo mucho que si hay un Dios ahí arriba y de vez en cuando echa un vistazo aquí abajo, la Iglesia que ve sea la que Él quisiera como representación suya en la tierra.

Muchas veces me he planteado el tema de la apostasía, sobre todo por dejar de figurar en sus estadísticas y que se dejen de llevar subvenciones por mí, que supongo que por cada indivíduo no sea mucho, pero tacita a tacita...

Soy consciente de que no se puede juzgar a toda una institución ni por sus dirigentes, ni por las ovejas negras que salen a la luz periódicamente. También valoro de forma muy positiva la acción humanitaria o de caridad que realizan algunos de sus integrantes en algunas situaciones, pero fuera de la Iglesia también se pueden llevar a cabo esas mismas acciones.

Porque disminuya la aportación que realiza el Estado, poco puedo hacer, así que lo que me queda es negarles mi aportación voluntaria ahora que toca hacer la declaración de la renta. Con mi X que no cuenten. En mi caso no sería como dice su eslogan "X tantos", más bien la culpa sería "X unos pocos" pero son los que ensucian el nombre.

4 comentarios:

  1. Bueno, el tema es importante. Que conste que yo tampoco pongo la X en la declaración de la renta para la iglesia católica, pero tampoco lo hago para otros fines sociales, que a fin de cuentas son una panda de asociaciones que desperdician el dinero. Yo confío en este sentido en que cada uno haga las aportaciones que considere, por libre, pero no en la declaración de la renta, por ello siempre lo dejo en blanco y que mi dinero repercuta en otros aspectos del presupuesto del estado, sin estar atados a una cosa o la otra.

    En fin, yo si practico, cada vez menos por falta de tiempo y porque tampoco me gusta ir probando sacerdotes que me hablen solo de lo que me interesa, que no es ni la iglesia, ni mucho menos de política u otras cuestiones sociales que ellos han llevado a su terreno.

    En fin, con Dios te dejo...

    Bicos Ricos

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  2. Yo es que soy profundamente ateo, soy el clásico niño que hizo la comunión por los regalos y desde entonces las veces que he pisado una iglesia han sido contadas. Mi abuela materna y dos de mis tíos paternos son muy religiosos pero nunca se han metido en mi ateísmo (bueno, mi abuela suelta pullitas de vez en cuando jajajaja).

    Besos.

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  3. Yo dejé de creer con nueve años, suponiendo que creyese alguna vez en algo que no fuese por ingenuidad. Pero la confirmacíón no era opcional. Era sí o sí. Es lo que tiene ir a colegio de curas y familia católica.

    Y tampoco marco la casilla de la renta. No sea que lo utilicen para pagar indemnizaciones por pedofilia.

    Un beso (ateo)

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  4. Pimpf, el tema de la otra casilla de la declaración de la renta y saber a dónde va destinado el dinero, también daría para otra entrada. Por lo menos se agradece que dejen elegir.

    Christian, yo para la comunión no tuve otra opción, aunque creo que ni me lo planteé. Lo de las pullas de tu abuela a mí al principio me venían de mi madre. Después cuando se enteró de que era gay, el tema de las puyas cambió y creo que ya no me ha vuelto a decir nada del tema.

    Parmenio, por una vez te puedo decir que qué precoz!! ;-)
    Yo con 9 años ni me lo planteaba, supongo que estaría ocupado jugando con los playmobil.

    Besos para todos!!

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