Hoy toca una nueva entrega de la guía para maricas descarriadas. Después del enorme éxito de la
primera que versaba sobre el apasionante mundo del cuarto oscuro, hoy toca adentrarnos en el no menos placentero mundo de las saunas.
Mi experiencia en saunas, a no ser que cuenten las del gimnasio, es mucho menor que la de los cuartos oscuros. Sólo conozco 4 y casi todas en la misma ciudad y además no hace mucho que entré en ellas por primera vez, pero creo verme capacitado para describir su funcionamiento.
La principal diferencia entre un cuarto oscuro y una sauna no es la iluminación como podría parecer, es la indumentaria. En el cuarto oscuro puedes ir más o menos como te dé la gana, mientras que en una sauna todo el mundo va uniformado, con sus chanclas y su toalla.
Los cuartos oscuros suelen formar parte de algún otro garito, ya sea club, pub, discoteca o incluso una sauna, mientras que las saunas son locales dedicados por entero a ello, así que lo primero que se hace en una sauna es pasar por caja. Bueno, mejor pensado, lo primero es buscar y pulsar el timbre para que nos abran la puerta.
En la taquilla, la principal pregunta a la que tendremos que responder es, como siempre, por el tamaño. Pero no penséis en lo único, que esta vez los tiros van un poco más abajo: los pies. Lo que el taquillero tras una mampara os preguntará es el nº de pie, para daros las chanclas correspondientes. Su utilización es muy conveniente para evitar contagios, que los hongos se llevan muy bien con la humedad y en estos sitios la humedad es muy poco relativa. Por supuesto, siempre os podéis llevar las vuestras de casa, si sois un poco escrupulosos con estos temas. Pero realmente si sois escrupulosos, casi mejor ni pulsar el timbre de la puerta.
Una vez que paguéis y le digáis al taquillero el nº de pie, os dará como mínimo, la llave de la taquilla con su nº correspondiente. Otras cosas que os puede dar el taquillero son: las chanclas, si no lleváis las vuestras propias; las vueltas, si no habéis pagado lo justo; el condón, si es que no tienen dispensadores por dentro del local; el sobrecito de lubricante, si es que no tienen dispensadores por dentro del local y si se lo pedís (con esto suelen ser algo ratas y a no ser que se lo pidas, no te lo suelen ofrecer); algún flyer de descuento y/o promoción para otro día; alguna tarjeta o ticket con código de barras, si es que el lugar tiene torno para pasar, como los del metro; y una o dos toallas, a no ser que las tengan ya dentro de las taquillas.
Así que toca retirarse de la ventanilla de la taquilla, para que no se forme mucha cola, haciendo equilibrios con todo eso en la mano. En caso de que el lugar tenga torniquete para entrar, tocará pasar por el lector el ticket o tarjeta que nos hayan dado y acceder al recinto.
Normalmente entras de lleno en el vestuario. Esto es como un gimnasio, pero con la diferencia de que no hay vestuario de tias, así que tranquilos que no hay posibilidad de que os hayáis confundido de puerta.
Una vez en el vestuario, llevando en la mano las cincuenta cosas que nos han dado en la entrada, toca mirar en la llave el número de la taquilla que nos han asignado y buscar por todo el vestuario hasta dar con ella. Todo eso sin distraernos contemplando la gente que se esté desvistiendo ante nuestros ojos, que para eso ya habrá tiempo.
Para localizar la taquilla, dos consejos prácticos: el primero es que a esta gente le gusta el orden y normalmente ponen la 2 junto a la 1 y a continuación de ambas la 3 y así sucesivamente y lo segundo, es que en la cabecera de cada fila de taquillas suele poner el primer y último número de las taquillas de esa fila. Todo muy práctico y bien pensado.
Cuando nos encontremos frente a frente con la taquilla, tocará despelotarse, ponerse las chanclas y anudarse a la cintura una de las toallas que nos han dado en la entrada o nos hemos encontrado en la taquilla. En este momento se suele dar una circunstancia que me llama mucho la atención, por lo ridícula que es, más que nada: la gente que se pone la toalla sin quitarse la ropa interior y hace equilibrismos para quitársela, como en la playa, vamos.
Puede que yo, que como ya he comentado más de una vez, hago nudismo, vea esto un poco ridículo, pero es que un minuto más tarde de hacer todos esos movimientos de contorsionismo para que nadie te vea el pajarito, todo el que pase te verá tal y como viniste al mundo en las duchas. Un sinsentido, vaya.
Retomando el tema, una vez que estemos uniformados de sauneros, toca cerrar la taquilla y guardar la llave como si nos fueran nuestras pertenencias en ello. Para eso, como sois observadores, os habréis dado cuenta de que la llave está unida a una goma, para que se pueda llevar colgando de la muñeca, biceps o tobillo, por este orden, en función de lo fashion que queráis ser.
Ya podemos salir del vestuario, pero conviene hacerlo por la puerta del lado opuesto al que entramos, claro. Si no acabaríamos en chanclas y toalla en mitad de la calle.
Ahora toca analizar las estancias comunes en una sauna: duchas, sauna seca, baño turco, cuarto oscuro, jacuzzi, piscina, barra, pista de baile y cabinas. Ya digo que conozco pocas y ninguna de ellas reune todo esto, pero vamos a ver la utilización de cada cosa.
Las duchas son obligatorias cada vez que queramos acceder a la sauna seca, baño turco, jacuzzi o piscina. Las que conozco son como las de un vestuario de equipos de un polideportivo, es decir una sala con muchas duchas sin separación entre ellas, así que esto no es apto para pudorosos. Esta bien para poder echar un vistazo a la mercancía antes de comprarla, siempre que la iluminación lo permita y tampoco es que lo permita mucho. En general, la iluminación de una sauna no llega al nivel de la de un cuarto oscuro, pero tampoco se queda muy lejos.
En las duchas se puede empezar con el tonteo del pre o post coito, con la tontería del yo te enjabono por aquí, tú me frotas por allá. Incluso hay quien se deja llevar por el momento y se lo monta allí mismo, a la vista de todos, pero no suele ser lo habitual. Y además, recordad que cada gota cuenta, que no está la cosa como para dejarse el grifo abierto.
La sauna seca, pues eso para sudar como un pollo. Suele ser el lugar de ponerse a tono, uno mismo o con ayuda externa, pero tampoco es el lugar más indicado para montárselo, ya que el calor ambiental sumado a la calentura del momento, pueden hacer que enseguida desfallezcamos. Una observación, si utilizamos tanto la sauna seca, como el baño turco, conviene hidratarse bien, con agüita, que el cubata para esto no sirve. Así que buscad una fuente, una jarra o pedirla en la barra, que siempre os darán.
El baño turco sí que suele ser el lugar para montarse la pasión ídem. Normalmente está mucho más oscuro que la sauna seca y la temperatura, aunque elevada, gracias a la humedad se lleva mejor. Incluso una de las saunas que conozco tiene un laberinto (como el de un cuarto oscuro, pero sin cabinas) dentro del baño turco, así que es el lugar indicado para el totum revolutum. La experiencia me dice además, que en el baño turco, a diferencia de la sauna seca, la gente tiende a despojarse de la toalla nada más entrar. Eso sí, procurad quedaros con ella al cuello o no perderla de vista, que como luego os pongáis la de otro, a saber por dónde habrá pasado.
En el baño turco la gente suele ir bastante a saco y te puedes encontrar con manos palpando lugares de tu cuerpo que ni tu conoces, pero si apartas una mano de tu cuerpo, por lo general no se vuelve a acercar. Para los pesados, con decírselo basta.
En el jacuzzi o piscina está prohibido practicar sexo y que no me entere yo que incumplís la prohibición. Que ascazo, por favor!! Estos lugares se han inventado para hacer piececitos y roces en general, antes o después de pasar a mayores. Prestad atención a donde dejáis las chanclas y la toalla, para no quitarle a otro las suyas después.
Una cosa que a mí me resultó curiosa es que en las saunas hay barra y en algunas hasta mesas y/o pista de baile. De hecho hay alguna sauna que parece más un pub que otra cosa, si no fuera porque todo el mundo va en toalla, claro. Pero ya se sabe que hay quien necesita el alcohol para deshinibirse un poco. Para reafirmarme en la opinión de que lo tienen todo muy bien pensado, os diré que para pagar las consumiciones no hace falta dinero, con enseñar la llave con el número de la taquilla ya te lo cargan a cuenta y lo pagas al salir.
Toda sauna gay que se precie tiene su cuarto oscuro, pero como sobre este espacio ya os hablé en la entrada anterior no voy a repetirme ya que el funcionamiento es similar, con la ventaja de tener menos ropa de por medio.
En cuanto a las cabinas, la diferencia que yo he encontrado entre las de los cuartos oscuros y las saunas que conozco es que las de las saunas suelen tener una colchoneta o camastro donde poder ponerse en posición horizontal, mientras que en los cuartos oscuros todo es en vertical. Además las de las saunas por lo general, están un poco más iluminadas.
Es más que recomendable que antes de tumbarnos pongamos la toalla como sábana-barrera entre la colchoneta y nuestro cuerpo, porque a saber lo que se ha podido hacer ahí antes de nuestra llegada (posiblemente lo mismo que nosotros vayamos a hacer).
Una ventaja de tener "cama" es que en los cuartos oscuros la gente espera a su presa en la puerta de la cabina, mientras que en las saunas la espera se hace cómodamente tumbados, con la puerta entreabierta y mostrando la mercancía, para que no haya sorpresas posteriores.
Y hasta aquí el repaso a las diferentes estancias de una sauna. Para salir sólo toca volver a darnos una duchita si hemos sudado; pedir una nueva toalla si sólo nos dieron una, para poder secarnos bien; aplicarnos alguno de los productos (de todo a 100) que ponen a nuestra disposición gratuitamente como body milk, colonia o gomina; depositar las chanclas y las toallas en el contenedor correspondiente y dirigirnos con la llave de la taquilla hasta la entrada, donde comprobaran si tenemos deudas pendientes de pagar de la barra y nos dejaran marchar libres.
Una última observación sobre las saunas, no he hecho ningún estudio que lo acredite, pero supongo que el 100% de los parroquianos será gay. Pero de todos esos gays, no todos van buscando sexo, ya que hay quien como yo (que ya he dicho que me encanta el agua), va buscando únicamente disfrutar de las instalaciones, distraer la vista un rato y/o relajarse sin más, por lo que no se suele ir tan a saco como en un cuarto oscuro, excepto en el propio cuarto oscuro de la sauna, pero si te metes ahí es para lo que es.
Y para rematar, la recomendación de rigor. Haced lo que queráis, con quien se deje, pero siempre sexo seguro. Máxime en este tipo de sitios.