El viernes pasado fue el último día de trabajo antes de 3 semanas de vacaciones y es un buen momento para hacer balance.
El año pasado fue muy duro, laboralmente hablando. Teníamos un macroproyecto que había que terminar sí o sí para el 1 de noviembre y como somos como somos y como los jefes también son como son, pues al final llegamos apuradísimos a los últimos meses antes de la entrega.
Tan grave fue la cosa y tanto dinero había en juego, que acabamos sin poder disfrutar de la jornada de 7 horas que tenemos en verano y no sólo eso, sino que desde mayo tuvimos que estar haciendo horas extras. De media éramos unas 60 personas haciendo 2 horas extras al día y todavía les merecía la pena. Tampoco pudimos elegir libremente las vacaciones, ya que nos impusieron a todos cogernos la primera quincena de agosto.
Llegó la fecha del arranque y con muchos problemas, pero se consiguió arrancar, aunque todavía estuvimos apagando fuegos por aquí y por allá, hasta poco antes de fin de año.
Entonces se acabó el dinero, ya que se había estado dilapidando en horas extras e imprevistos varios, por lo que el goteo de compañeros que nos iban dejando fue constante; más o menos 2 al mes.
Desde principios de año hasta mayo hemos estado temiendo por nuestro puesto de trabajo (en este cliente, porque afortunadamente en nuestras respectivas empresas todos tenemos contratos indefinidos) porque veíamos a compañeros recogiendo sus cosas y porque veíamos que no teníamos trabajo que hacer.
A mediados de mayo ya la cosa se estabilizó, supongo que porque no podían echar a más gente sin que todo esto se hundiese y ya nos volvieron a dar trabajo que hacer, aunque a un ritmo razonable. El problema es que veníamos de una etapa de letargo y nos ha costado despertar y coger el ritmo a la nueva situación.
El 1 de junio también coincidió con que mi empresa creó otra nueva y a todos los que estábamos en clientes como el mío, nos mandó a la nueva. De momento estamos con problemas porque ahora que acaba de llegar la primera nómina ya ha venido menos abultada que otras veces. Dicen que ha sido un error en la migración de nuestros datos y que lo corregirán en la próxima. De momento, como siempre, el error siempre es a favor de la empresa.
Mi jefe del cliente dice que hasta fin de año las cuentas ya están hechas y que no hay problema y que para el próximo año tampoco cree que lo haya, pero no nos lo puede asegurar.
En la nueva empresa, creo que ya tenemos jefa, porque alguien nos ha aprobado las vacaciones y otras cosas administrativas, pero ¿vosotros la conocéis? pues yo tampoco.
Sobre mi futuro laboral, digamos que ahora mismo está estancado. Se me ocurren 3 opciones para prosperar: 1, pasar a formar parte de la plantilla del cliente para el que trabajo (cosa que ahora mismo es casi imposible, porque no contratan), 2, que el cliente me eche y mi empresa me tenga que recolocar en otro y quizás con una mejor categoría profesional y 3, que yo me busque otro trabajo y me largue de este (aunque con la crisis, por lo menos este año no creo que sea lo más indicado)
Pero bueno, tampoco me voy a poner a pensar qué hago con mi vida tan a largo plazo, cuando ni siquiera he decidido todavía qué voy a hacer en estas vacaciones.
La ventaja de buscar trabajo cuando ya lo tienes es que no tienes una necesidad perentoria de coger lo primero que te ofrezcan. Tiene que ser una buena oferta, ya sea económica o de ascenso profesional para que te compense dejar la seguridad en la que estás. No tengas prisa. Evalua la opciones y escoge, pero ten en cuenta que ahora, con el paro que hay, una oferta desmesurada seguro que tiene truco. O al menos algún pero. Ve con cuidado.
ResponderEliminarUn beso (indefinido)
Está bien que pienses en tu futuro y en como quieres que sea tu vida, pero ve poco a poco y ante todo estate muy seguro de cada decisión que tomes.
ResponderEliminarBesos.
Vamos, "Érase un balance de situación" que es como llamaría yo al post de hoy. Sea lo que sea, tú no puedes estar viendo de reojo la situación de la empresa... no es tu labor, no te pagan por ello, y siempre hay que confiar... que si no, no vives...
ResponderEliminarBicos ricos
Parmenio, de momento no cierro las puertas al cambio, pero tampoco estoy en una búsqueda activa de un nuevo trabajo.
ResponderEliminarChristian, el problema es que soy muy ansioso y lo quiero todo para YA. Me pasa lo mismo en todas las cuestiones de mi vida. Espero no precipitarme.
Pimpf, no me pagan por ello, pero la preocupación obliga a ello, aunque sea complicarse la vida.
Besos para todos!!
Pues tampoco te calientes mucho los cascos, al menos como se suele decir, hay donde ir a currar, y afortunadamente, si conseguimos pasar la epoca de crisis, dentro de unos años podremos planear otras cosas.
ResponderEliminarUn beso