martes, 14 de junio de 2011

Érase un Santo

Ayer se me pasó comentar que se celebraba una fiesta que antaño había sido muy importante para mí, era el día de San Antonio y no es porque yo me llame así.
Cuando en los inicios del blog hice un repaso de mi vida, ya comenté que yo no me he criado con mis padres, sino que los encargados de cuidar de mí fueron mis abuelos y lo hicieron en el Barrio San Antonio de mi pueblo.

Es un barrio peculiar, que está compuesto de hileras de casas dispuestas de dos en dos. Es lo que hoy en día conoceríamos como "urbanización de chalets adosados", pero supongo que cuando se construyeron, allá por los 60, ninguna de esas palabras saliera de la boca de sus primeros moradores.

El barrio está en terrenos de una de las grandes fábricas que hay en el pueblo, que aunque ahora sea fundamentalmente una ciudad dormitorio de Santander, otrora fue un importante núcleo industrial, con fábricas de bombillas, de abonos y fertilizantes, de cables, de acero, de barcos, de puertas de garaje, de equipos nucleares, de ladrillos,...

Pues el caso es que la fábrica de cables en la que trabajó mi abuelo y en la que ahora siguen trabajando sus dos hijos varones (mis tíos), decidió que en unos terrenos de su propiedad, anexos a lo que es la fábrica en sí, iba a construir casas para sus trabajadores y se las iba a alquilar a un precio que por aquel entonces era irrisorio y que con el fin de los céntimos de peseta y hasta la llegada del euro sufrió un gran redondeo hasta alcanzar la escalofriante cifra de una peseta al año.

Vamos que antes las empresas se preocupaban por sus trabajadores lo mismito que estas en las que nosotros trabajamos.

La fábrica de cables estaba, como casi todas las demás, en las afueras del pueblo y el barrio se construyó todavía más alejado del centro. Por un lado lindaba con la propia fábrica, por otro con una ría, por otro con un colegio y a partir de ahí lo único que había era huertas.

Todas las casas se construyeron iguales, ya fueran para jefes o para curritos y se repartieron por sorteo. Mi abuelo tuvo suerte y le tocó la primera casa, la más cercana a la "civilización". Las casas eran encaladas, algo mucho más propio del sur, estaban en el campo, tenían unos caminos para llegar hasta ellas y se accedía directamente del campo a la casa.

Esa postal sólo la he conocido por el relato de mis abuelos y por escasas fotografías. Yo ya conocí las casas con sus jardines y huertos (de los que se apropiaron sus inquilinos ilegalmente) y sus vallas alrededor y con sus aceras y sus calles convenientemente asfaltadas. Tampoco estaban ya encaladas, cada par de familias había elegido como recubrir las fachadas y ahora es todo un mosaico en el que aunque todas tienen la misma forma, cada par de chalets tienen diferentes acabados.

Como todos eran compañeros, el ambiente en el barrio era de total familiaridad con los vecinos. Todos compraban en el economato de la fábrica, los niños se bañaban juntos en la ría, las mujeres también iban allí a lavar la ropa todas juntas y todos celebraban como una gran familia la fiesta del barrio, San Antonio.

Era una fiesta popular, en las semanas previas todos se afanaban en arreglar sus huertos y jardines y pintar y limpiar para que las casas lucieran sus mejores galas y ese día se hacía una misa en la amplísima zona verde que había en el centro del barrio y de cada casa se preparaban los mejores manjares, para compartirlos con todos los vecinos.

Cuando yo era pequeño las tradiciones habían cambiado y la fiesta de este barrio, se había unido con la fiesta de otro de los barrios cercana en el calendario y ya se consideraban las fiestas propias del pueblo: San Antonio y San Juan. Seguía habiendo una misa en el barrio, se instalaban atracciones de feria y había diferentes eventos para grandes y pequeños durante toda una semana, luego se desmontaba todo y se volvía a montar en el otro barrio, el de la fiesta de San Juan.

Hoy en día ya prácticamente no queda ni rastro de aquello que un día fue. Ahora las fiestas patronales se llaman exclusivamente de "San Juan", por San Antonio sólo se hace una misa y ni siquiera se hace en el barrio, se hace en el centro del pueblo.

De los primeros moradores del barrio ya quedan pocos allí y con la llegada del Euro, la empresa les regaló definitivamente las casas, así que lo que hicieron casi todos los herederos fue vender las casas a nuevos vecinos, por lo que el ambiente en el barrio ya ni se parece a lo que había antes. Ni siquiera el medio ambiente se conserva, ya que ahora la ría está totalmente contaminada por todos los vertidos de las empresas de alrededor y los huertos que había detrás del barrio han sido víctimas de la especulación inmobiliaria.

Pero en mi memoria siempre quedarán aquellos días de fiesta, con la misa, las chocolatadas, las atracciones y el hecho de que al ser las fiestas en el barrio en el que vivía, aún siendo muy niños, nos podíamos mover por allí libremente, sin supervisión de los mayores.

6 comentarios:

  1. Con que cariño recuerdas aquellos tiempos, yo lo que más recuerdo son las fiestas de mi ciudad y aunque hace bastantes años que no voy me consta que han perdido un poco de chispa estos últimos años.

    Besos.

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  2. "... en San Antonio siempre estás vencido la gente sueña con escapar de aquí pero no se está tan mal..."

    Bueno, yo allí en Galicia vivo en un barrio parecido en cuanto al nombre, pero vamos, totalmente diferente, es uno de los barrios más antiguos del pueblo, que antes estaba formado por cuatro casitas y muchos campos agrícolas con su ganado... hoy ha sido absorbido por el centro del pueblo, así que se puede decir que soy todo un urbanita, claro que también he visto eso en fotos de hace más de medio siglo... cuando no había luz eléctrica.

    El caso es que mira, casi hemos coincidido con el post de ayer, tú con tu antiguo barrio y sus fiestas de S. Antonio y yo, pues con mi romería de S. Antonio.

    Bicos Ricos

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  3. Christian, lo recuerdo con el cariño de un niño y con las nostalgias de alguien que no ha vuelto a pisar esas fiestas desde hace 10 años.

    Pimpf, la verdad es que fue al leer tu post cuando me trajiste a la memoria todos estos recuerdos y con la memoria que tengo... mejor ponerlos por escrito cuanto antes.

    Besos a los dos!!

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  4. Un panel muy entrañable para un Santo muy muy entrañable y muy apegado a la devoción popular.
    Te voy descubriendo... y hay que reconocer que me gustan tus sentimientos y tu forma de vivirlos.

    Un abrazo. Angel

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  5. Angel, me alegro de que te vaya gustando lo que vas descubriendo, aunque por lo que me han contado las malas lenguas de ti, parece asegurado el tener algún encontronazo, jejeje. Pero siempre de buen rollo, eso sí.

    Un beso!!

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  6. jajaj, Erbin!.. jajajaj! ¡esas pendonas lenguas!... Bueno... con Kotei no he tenido encontronazos... jajaaj!. Pero, a pesar de apasionado en mis opiniones políticas, intento ser muy tolerante con los que no opinan como yo. Y en todo caso, soy persona de afectos: para mí, el cariño está por encima de todo...

    Besos!... ¡a ver cuándo tenemos el primer encontronazo! aunque sea sexual... jajajaj!!!!

    PD... ¡dile al Pimfito que le voy a morder un huevo por ser tan pinchante zapateriano! jajaaj!

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