martes, 7 de junio de 2011

Érase un hombre trajeado

Hoy me ha tocado disfrazarme y doblemente, primero ponerme traje y corbata y encima de todo eso el disfraz de motero.

Lo del disfraz de motero es debido a la lluvia que ha caído hoy en el pueblo de la sierra en el que trabajo, que casi tengo que ir con la piragua en vez de con la moto. En invierno normalmente llevo atada a la moto una especie de mantita, que aunque queda bastante hortera, me protege del frío y de la lluvia, así que no me hace falta ponerme ropa especial, excepto la cazadora con protecciones que por seguridad la llevo siempre.

Ahora como se supone que ya hace bueno, pues tengo la manta quitada, así que al levantarme hoy y ver los nubarrones que se cernían sobre mi cabeza, he decido rescatar del trastero el pantalón de aguas y el chubasquero, por lo que he llegado al trabajo pareciendo el capitán pescanova.
Debajo de todo eso, además hoy me tocaba llevar traje con su correspondiente corbata, que además es una cosa que odio. Normalmente nunca lo tengo que llevar, excepto cuando hay reuniones importantes, que serán unas seis o siete veces al año. Pues hoy era una de ellas.

Ayer me llamó mi jefe a su despacho para decirme que hoy él tenía una reunión durante toda la mañana, pero que tenía otra más importante a media mañana, así que sólo podría ir durante un rato a la menos importante, por lo que teníamos que ir los dos y luego quedarme yo solito tomando notas.

Yo supuse que tocaba ir de traje, así que asumí el cachondeo de mis compañeros (porque como ellos nunca tienen que encorbatarse, siempre se descojonan de mi) y me planté mi disfraz de ejecutivo. La sorpresa (y el mayor cachondeo de mis compañeros) llegó cuando apareció mi jefe ¡¡¡con unos vaqueros!!! Lo comenté con él y me dijo que por la tarde tenía que ir a un trabajo de campo, así que tenía que ir cómodo.

Resultado, la gente con la que teníamos la reunión se pensaron que yo era el jefe y no dejaban de dirigirse a mi para todo y yo la verdad es que no tenía ni idea de lo que me estaban hablando, yo simplemente iba allí para tomar nota de lo que se dijese en ausencia de mi jefe... un desastre. Y el resto del día aguantando las risas de mis compañeros. El día que uno de ellos ascienda y le toque ponerse el traje y la corbata, me lo voy a pasar muy bien. Hasta entonces me tocará aguantarme.

5 comentarios:

  1. Te entiendo bien, yo también odio ir de traje y encima como los zapatos de vestir me destrozan los pies siempre que tengo que emperifollarme me pongo botas...

    Besos.

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  2. Chuchi, con lo bien que sienta un traje, y lo hombretón que hace a un hombretón.... a mi me queda pena no verte to trajeado. Pero vamos, que a mi eso de los trajes en el trabajo... si no es por gusto... como que no... que ya ves tú, a veces los formalismos y luego, ellos son los primeros en quitarse el traje... uy... que me desvío del tema...

    Bicos Ricos

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  3. Me tocó durante unos años tener que trabajar con traje todos los días. Y sobre todo odiaba la corbata. Ahora que puedo ir de sport no me pongo traje más que para ocasiones especiales. Viva la libertad.

    Un beso (al jefe)

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  4. Christian, ¿qué tipo de botas? Serán botines de estos elegantes, porque me han venido a la cabeza imágenes de botas militares, de montaña, de baloncesto,... y como que con traje y con ese calzado ibas a parecer Emilio Aragón en sus años mozos.

    Pimpf, la próxima vez que me lo tenga que poner ya te aviso y te hago un pase de modelos, así se te cae el mito de que el traje sienta bien.

    Parmenio, yo eso sólo lo sufrí los 3 primeros meses y encima era verano. Hay que ver el calor que dan las putas corbatas.

    Besos a los tres!!

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  5. jajaja, pues yo ahora tengo que volver a el, que hay que estar elegantemente vestido, jajaj, con lo que yo lo había olvidado. En fin, pero es un mal menor.

    Un beso

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